Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1996. Vol. (64).
Silverio Barriga
Catedrático de Psicología Social , Universidad de Sevilla
A petición del Director de Papeles del Psicólogo gustoso quiero ofrecerles a Uds. algunas reflexiones, sin andamiage bibliográfico, que me sugiere el hecho que estamos estudiando. La diferencia existente entre las previsiones de las encuestas de opinión de voto y la conducta de voto expresada en las urnas con ocasión de las últimas elecciones generales y autonómicas (andaluzas) realizadas en España.
El fracaso de las previsiones organizó un revuelo tan grande que ha colocado en posición defensiva a sus mentores. ¿Se han desprestigiado los sondeos de opinión? ¿Cómo puede explicarse un error tan grande? ¿Los españoles dominan hasta tergiversar los entresijos de las encuestas? ¿Se puede acaso medir la opinión de los españoles respecto a sus candidatos políticos? etc.
Los comentarios que hemos podido escuchar o leer los días inmediatamente posteriores a la elecciones han sido de lo más variopinto. Desde quienes, con una concepción cínicamente angélica de la vida política, consideran que existió engaño premeditado, corrupción psicológica en los votantes del PSOE, hasta quienes alardean de una agresividad digna de mejor causa contra quienes realizan encuestas de opinión.
La realidad es muy compleja
Sabemos que la conducta humana (manifiesta y simbólica) se halla en el cruce de variables provenientes tanto del Sujeto (individual y grupal) como del Medio (físico y socio-cultural), con las que se halla en permanente interacción.
El fracaso en la previsión de resultados electorales no se ha dado sólo en España. Anteriormente se dió en USA, en Francia, en Gran Bretaña etc.
La realidad electoral como cualquier conducta es muy compleja. Por ello considero que desde la Psicología podemos introducir elementos de racionalidad explicativa que serene los ánimos. Y que, en consecuencia, valoren el trabajo de los equipos que realizan encuestas, a la vez que descalifiquen a quienes se erigen, a priori, en los intérpretes exclusivos de la conducta democrática.
Personalmente y en pocas palabras me atrevería a afirmar que los sondeos han fracasado en su empeño simplemente porque no se ha tenido en cuenta la compleja realidad psicosocial que se estudiaba.
Cuando elaboramos conocimiento científico nos mostramos cuidadosos de neutralizar las variables que espúreamente pueden contaminar los resultados. Se llega a decir que no son sino escrúpulos de obsesivos experimentalistas de laboratorio. Sabemos que ese prurito de rigor se hace extensivo a todo estudio empírico sea de laboratorio o de campo. Bien es verdad que el trabajo de campo exige el empleo de instrumentos menos depurados y que se prestan más fácilmente a errores. Pero si el objetivo es conocer la realidad para describirla y poder controlarla, las limitaciones metodológicas en nada desaniman el empeño por estudiar la realidad, por compleja que ésta sea.
Y vamos al caso que nos ocupa. Los sondeos de opinión sobre el voto pretenden conocer la opinión actual de una tendencia conductual que ha de realizarse algunos días después. Nos hallamos pues ante una conducta enmarcada en la complejidad de una precisa realidad psicosocial. Nos hallamos ante una realidad psicosocial. Y son, pues, múltiples los sistemas implicados en el encargo, elaboración, ejecución y análisis de resultados de la encuesta y que se encuentran en acción durante todo el proceso de la encuesta:
- el sistema económico de la empresa y los patrocinadores.
- el sistema personal del encuestado y el encuestador.
- el sistema político de quienes son objeto del voto.
- el sistema metodológico de la elaboración de conocimiento científico.
Y cuyos ingredientes más importantes podemos encontrarlo en el siguiente decálogo que les propongo:
a) Sistema económico
- La realiza una empresa que tiene intereses económicos o sociales al realizarla pues vive de ello parcial o totalmente.
- Tiene un patrocinador que la encarga y en general la paga.
b) Sistema personal
- Se estudian opiniones concretas sobre la actitud ante el voto.
- De alguien que tiene o no una filiación política previa.
- Quien personalmente realiza la encuesta representa un mundo diferente para cada uno de los encuestados.
- La encuesta se realiza en un contexto espacio-temporal determinado.
- En todo momento se está planteando la veracidad de la gente: el que pregunta, el que responde, el que analiza los datos, el que los publica y el que los comenta.
c) Sistema político
- El encuestado se muestra más o menos sensible a los comentarios periodísticos que invaden previamente la esfera pública y privada del votante.
- Los medios de comunicación y los partidos políticos realizan y hacen pública aquella lectura de los datos que consideran más conveniente a sus intereses.
d) Sistema metodológico
- Ha de ajustarse a un procedimiento científico de elaboración, realización y análisis de resultados hasta hacer el ajuste aplicado a las previsiones de escaños en el Parlamento.
Ahorro al lector comentar uno a uno los puntos de este decálogo. Pero permitan que me detenga en sólo dos aspectos: la encuesta como procedimiento científico y la encuesta como realidad psicosocial.
Las exigencias del procedimiento científico
La encuesta electoral es un instrumento científico para llegar a conocer una parcela de la realidad: la opinión de ciudadanos concretos ante unas elecciones. Para conseguir su objetivo ha de someterse a la disciplina de estos requisitos:
- Se han de determinar los objetivos y las hipótesis de la encuesta (traduciendo las variables hipotéticas en variables observables).
- Se ha de elaborar el cuestionario adecuado apoyado en algún modelo teórico para reflejar las dimensiones que se quieren estudiar.
- Se ha de seleccionar la muestra.
- Se ha de testar el cuestionario ante una sub-muestra para garantizar la comprensión de las preguntas y la aceptación de las preguntas por la gente.
- Se ha de ejecutar la encuesta mediante encuestadores preparados al efecto.
- Se ha de codificar el material recogido.
- Se ha de realizar el tratamiento de los resultados mediante el correspondiente análisis estadístico de los mismos, y sin olvidar el valor de las no-respuestas.
- Se han de interpretar y presentar los resultados, en consonancia con el modelo teórico previamente elegido.
- Se ha de verificar la fidelidad y validez de los datos recogidos, codificados e interpretados.
La encuesta electoral pretende suplir a la observación de la conducta que resulta imposible dado el carácter íntimo de la respuesta. Sin duda los riesgos de distorsión son tan grandes que necesariamente han de mostrar cautela a todos los niveles: en la elaboración de las preguntas, al pasar la encuesta, en el análisis de los datos y en la interpretación de los resultados.
Riqueza psicosocial de la conducta
En un mundo en el que la rapidez se considera valor prioritario corremos el riesgo de ignorar elementos que son constitutivos de la realidad que pretendemos estudiar.
Además de los habituales errores de veracidad, voluntarios o no, creo que en estos sondeos electorales se han dado circunstancias psicosociales especialmente relevantes.
El momento de gran tensión política que desde hacía meses veníamos sufriendo en España ha debido condicionar necesariamente todos los sistemas integrantes de la encuesta anteriormente mencionados.
Bajo esa gran presión psicosocial, que llenaba de connotaciones propias el momento sociopolítico, es normal que los resultados estuvieran sesgados:
- los encuestados difícilmente responden libremente y responden con fuerte dosis de reactancia dando respuestas instrumentales de acuerdo con sus convicciones más profundas a fin de obtener lo que pretenden;
- la representación social que de las elecciones se había presentado parecía más un veredicto afectivo que racional. Los resultados se presentaban como ya dictados por el ambiente que interesados medios de comunicación habían creado previamente, al margen de la opinión de los ciudadanos;
- algunos de los patrocinadores de las encuestas sesgan con sus deseos los resultados deseando ver confirmadas sus profecías en uno u otro sentido;
- quienes los analizan se ven impelidos por la asfixiante marea reinante en un mundo político embravecido en sus intereses y confuso en sus procedimientos que justifica cualquier medio para conseguir sus objetivos.
Por otra parte la distancia entre la opinión y la conducta ha sido tradicionalmente estudiada en Psicología Social. Y ya para nadie es un secreto saber que la opinión es sólo la manifestación de una actitud - expresada días antes- la cual, a su vez, no es sino un elemento determinante de la conducta en la que intervienen variables contextuales (espacio- temporales, connotativas, grupales etc.) que pueden llegar a ser tanto o más importantes que la actitud.
Por todo ello cuando los psicólogos nos acercamos a estudiar un fenómeno concreto de la vida social nos invade una enorme humildad profesional porque somos conscientes de lo difícil que resulta captar la incidencia de sus múltiples condicionantes.
Y, desde luego, considero que si en algo se ha de caracterizar el talante científico ha de ser en pretender, por todos los medios, acercarse a la realidad para explicarla y comprenderla sin descalificar los esfuerzos que otros hagan en ese sentido.
Y considero que no debe entristecernos el que, a veces, quienes menos escrúpulos tienen en simplificar la realidad son los que más se aprovechan de ella y disfrutan de sus ventajas cuando venden a la ligera lo que para muchos ha supuesto un gran esfuerzo investigador. Son los dilemas de la vida científica: unos son los que inventan y otros los que disfrutan. Situación que en vez de pretender frenar a quienes aplican conocimientos teóricos debiera estimular el sentido práctico de quienes los elaboran para, en mutua colaboración elaborar, instrumentos que mejor nos permitan llegar a la realidad humana.
Silverio Barriga
Catedrático de Psicología Social , Universidad de Sevilla