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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
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Papeles del Psicólogo, 1994. Vol. (60).




ENTREVISTA A MARIANO YELA

José A. Carrobles y José Muñiz

Entrevista con el Profesor Mariano Yela, con motivo de su intervención como Conferenciante en el XXIII Congreso Internacional de Psicología Aplicada (Madrid, Julio de 1994)

J. Muñiz. Antes de entrar en la entrevista específica sobre el trabajo que ha expuesto, me gustaría preguntarle si tiene algún comentario respecto a lo que representa la celebración de este gran Congreso de Psicología Aplicada en España, usted que vivió tan directamente toda la institucionalización de la psicología española.

M. Yela. Me recuerda, como probablemente a vosotros, no por haberlo vivido, sino por haberlo leído, a las primeras conferencias o congresos internacionales de psicología aplicada que se celebraron en España, concretamente en Barcelona, creo recordar hacia 1921 o 1926, que se llamaron en aquel momento "conferencias internacionales de psicotecnia", dirigidas sobre todo por Mira y López, Germain, y en las que participaba Claparède. Creo que es una enorme satisfacción el que España vuelva a acoger un Congreso Internacional de Psicología Aplicada después de tantos años y que vuelva a reanudarse aquella vieja historia que, por otra parte, está acompañada hoy en día, como sabéis, cada vez con una mayor insistencia, de reuniones internacionales. Se acaba de celebrar hace unos días una reunión internacional de la Sociedad Internacional de Orientación y Selección Escolar y Profesional, y hace dos años el Congreso Iberoamericano, etc. España, evidentemente, parece que está desempeñando un papel reconocidamente importante a nivel internacional.

J. A . Carrobles. Retomando el curso de la historia que hemos perdido ...

M.Y. Efectivamente. Otra cosa curiosísima que me sorprendió, me agradó, y me confundió un poco, fue que hace dos años, en Alemania, reunidos unos cuantos psicólogos que llevamos la revista europea de psicología aplicada, se acordó hacer un número sobre la psicología aplicada en Europa, y coincidieron todos, ingleses, alemanes, italianos, franceses, etc., en encargarme a mí dirigirla, no porque fuera yo, sino porque era de España, y España, dijeron, era la nación europea que estaba a la cabeza de la aplicación de la psicología. Esas son las cosas que me sugiere este congreso.

J.M. Ya dentro del tema que ha expuesto, sobre las tres perspectivas principales de la inteligencia, ¿podría resumir lo fundamental de su presentación?

M.Y. De todo se puede estar hablando un año y también un minuto. Creo que, efectivamente, hoy en día hay tres grandes perspectivas en el estudio de la inteligencia, que yo he llamado la perspectiva general, la diferencial y la genética.

La general trata de cuáles son los elementos, el funcionamiento y las leyes de la inteligencia general. La diferencial trata, a través de las diferencias individuales, de estimar cuál es la estructura de las aptitudes, sobre todo, de las aptitudes cognitivas; y finalmente, la genética, que trata del origen, preparación, desarrollo filogenético y ontogenético de la inteligencia. Como he dicho, este panorama es inmenso y participa, como en general ocurre en todos los campos de la psicología actual, de ser a la vez pletórico y disgregado, de ser superabundante y desunido.

Esto pasa también en el campo de la inteligencia, y quizás más que en ningún otro. ¿Por qué?, pues creo que por una parte existe un aspecto negativo y frustrante que es esa desunión, que produce desconcierto y desánimo, tantos puntos de vista, tantos enfoques distintos, y no sólo distintos, sino contrapuestos o, más y peor todavía que contrapuestos, que se desconocen e ignoran unos a otros. Existe, sin embargo, una parte positiva que es la riqueza. Es un campo que es de tal manera rico que exige muchos enfoques, muchos métodos, muchas técnicas. Y a pesar de esa enorme multiplicidad, yo creo advertir algunos puntos especialmente comunes, no tanto en el contenido como en la orientación.

Creo que hay grandes orientaciones en esos tres campos hoy en día que sobresalen. En la perspectiva general, sobresale la psicología cognitiva, en la cual hay una especie de lucha entre dos grandes paradigmas o sistemas, que se llaman a sí mismos el sistema simbólico y el subsimbólico, el sistema secuencial, según la metáfora del ordenador digital, o el sistema conexionista de los procesamientos distribuidos en paralelo. Sin embargo, en el último año precisamente están apareciendo algunas cosas que tratan de mostrar la confluencia de ambos paradigmas, que ninguno es suficiente, y que los dos se necesitan. Se empieza, fundamentalmente en todas las tareas de tipo inteligente, lo que subrayan sobre todo los conexionistas, por computaciones parciales de micro-rasgos, y no de símbolos completos, que se distribuyen en redes muy abundantes de unidades, que se conectan entre sí y se activan y se inhiben, que son procesamientos inconscientes, y que se llega a un cierto nivel en el cual emerge el símbolo de esas actividades.

Por otra parte, también se insiste en subrayar la importancia de las variables y procesos metacognitivos. No sólamente del conocimiento, de la conciencia, sino de que el hombre sobre todo, y también en parte algunos animales, no sólo es consciente, sino que tiene símbolos conscientes que actúan, que no son meros epifenómenos, sino que son auténticos fenómenos, y además, el hombre se da cuenta de ello, y al darse cuenta, medita sobre ello, lo sabe problema. No sólo tiene memoria, sino que se da cuenta de que tiene memoria, se da cuenta de que recuerda, se da cuenta de que ciertas cosas le ayudan a recordar y otras no, y entonces introducen variables, que llaman metamemoria. Lo mismo ocurre con el metalenguaje, el metapensamiento, etc. Y eso lo extiendo, hoy en día, dentro de esa tendencia de la psicología general y también a las tendencias y los enfoques que suceden al behaviorismo, al conductismo clásico. Los que hoy siguen la línea conductista, como Bandura, Meichenbaum, Staats, etc. están constantemente hablando, y ya lo hacía Skinner, aunque no de una manera explícita, reconocida y subrayada del auto-refuerzo, la auto-observación, la auto-regulación, el auto-monitoring, el auto-reforzamiento y demás. Skinner decía, "Yo defiendo, y se me reprocha, que el hombre está controlado por el ambiente, pero es que se olvida que yo también digo que el ambiente lo ha hecho el hombre, o sea, que el sujeto controlado y el sujeto controlador están los dos bajo la misma piel".

Eso por lo que respecta a lo que me parece más sobresaliente del enfoque general de la inteligencia.

En el enfoque diferencial he subrayado sobre todo dos cosas: una, que todo parece confluir hacia una especie de vuelta a la psicometría clásica. Vuelve otra vez a cultivarse con enorme amplitud el análisis factorial, exploratorio o confirmatorio. Hay un último libro gigantesco de Carroll, que ha analizado todos los grandes análisis, desde el principio de siglo hasta ahora, y tanto él como otros contemporáneos, sobre todo los suecos, alemanes, etc, vienen a coincidir en que como estructura de aptitudes cognitivas, la inteligencia es, lo que yo llamo, y he definido tantas veces, un continuo, heterogéneo y jerárquico de covariación. Es decir, las aptitudes cognitivas covarían todas, lo que ocurre es que unas covarían más y otras menos, se establece un continuo pero heterogéneo, que se puede expresar con muchas jerarquías múltiples, que varían y que son un poco convencionales. Parece ser que hay, eso sí, una tendencia a reconocer una inteligencia general que coincide con la dimensión general epistémica de un Piaget, por ejemplo. Hay, sin embargo, una aplicación de esa inteligencia a dos tipos de experiencias, la discreta y la continua, que son los dos grandes factores verbal y mecánico. Existen unas grandes aptitudes comunes muy generales, que hoy se llaman inteligencia fluida, inteligencia cristalizada, memoria, etc., y luego hay un sinfín de muchas, más o menos grandes, y más o menos pequeñas, aptitudes que cubren un campo, a mi parecer, continuo. No existen unas aptitudes determinadas de una vez para siempre, sino que eso depende de muchas circunstancias, tanto del caudal genético de las poblaciones, aunque al parecer no hay grandes diferencias entre las poblaciones humanas a ese respecto, como, sobre todo, de la estructura social y de la cultura, en las que hay diferencias muy grandes entre las sociedades. En todos los sitios el hombre es homo sapiens, pero también homo faber y homo locuis.

Por lo que respecta a la genética, existe una común, casi unánime, opinión de que la inteligencia se debe a la estructura específica de cada especie, y esas estructuras tienen un origen en el desarrollo del dinamismo del cosmos físico, físico-químico, biológico, psico-físico, social, cultural, etc. Cada estructura sucede a las anteriores sin las cuales no se puede establecer, se origina en ellas pero las sobrepasa, las transciende y es irreductible a ellas. Y una de esas estructuras, común a muchas especies es la inteligencia, que sin embargo va dependiendo más y más de ciertas características de la estructura, por ejemplo, la diferenciación celular, las células transmisoras, las receptoras, y luego la configuración de conjuntos neurales, los plexos, los ganglios, y finalmente el sistema nervioso central, que cada vez se encefaliza más. Los índices de encefalización muestran que hay una correlación elevada entre la extensión y riqueza de la corteza cerebral y ciertas medidas psicométricas de inteligencia. Existen muchos estudios. Por ejemplo, desde la Primera Guerra Mundial se han hecho estudios sistemáticos hasta ahora, que indican que va creciendo la inteligencia medida, psicométrica, de las poblaciones occidentales avanzadas, y sin embargo, es dudoso que esté creciendo lo que yo llamo la "inteligencia ecológica", es decir, no la resolución de problemas abstractos que demandan los tests y la escuela, sino la adaptación a la vida real, al respeto a la realidad ambiental, a la relación óptima con el medio interno y externo.

Indudablemente ha habido una aparición y un progreso biológico de la inteligencia, y es muy probable que haya habido también un progreso histórico y cultural de la inteligencia, que es posible que continúe, pero que no es seguro ni carece de riesgo.

J.A.C. ¿Por qué cree usted que la inteligencia sigue siendo uno de los grandes temas de la psicología, casi central, al que parece que todo se podría reducir?

M.Y. Porque en cierto modo, yo creo que la inteligencia no se define porque se haga esto o aquello, sino por cómo se hace esto o aquello. Inteligente puede ser el limpiarse los dientes, el atarse los zapatos o el dar una conferencia. Todo puede ser más o menos inteligente.

En realidad, una de las características de la inteligencia, y creo que es uno de los temas actuales más claros, es su identificación con el sistema cognitivo total. Es lo típico de un Staats behaviorista y de un Simon cognitivista.

J.M. En mi opinión, usted representa muy bien el equilibrio entre el rigor metodológico y la necesidad de problemas sustantivos importantes, esas dos facetas que siempre están presentes en el ejercicio de la psicología. Recientemente ha escrito un artículo muy interesante reflexionando sobre estos temas. Quería aprovechar esta oportunidad para que comentara, sobre todo en estos momentos que se está produciendo una especie de flexibilización metodológica en la ciencia y multiparadigmas, ¿cómo ve usted este equilibrio entre el rigor metodológico y la riqueza sustantiva?

M.Y. Como he dicho muchas veces, siempre es problemático, y lo veo más problemático en las ciencias que no es seguro que sean identificables con las naturales. La Psicología siempre han tenido algo de ciencia natural y algo de ciencia cultural o social. Ya desde Wundt, que en su psicología fisiológica y su creación del laboratorio de psicología, estimaba que la metodología de la psicología era la metodología experimental, la metodología de las ciencias naturales. Pero realmente, cuando hablaba de las cosas sustantivas en psicología, limitaba la aplicación de ese método a las sensaciones y a los sentimientos elementales y algo quizá, a la percepción, en la cual ya hablaba de la actividad creadora. Sin embargo el pensamiento, la creación, la voluntad, la decisión, todo esto era cultural y pertenecia al campo de las ciencias de otro tipo, las ciencias del espíritu. Eso está persistiendo, existe esa duplicidad difícil de coordinar entre el rigor del método y la dificultad de ese rigor para acercarse a los temas verdaderamente importantes de la psicología. Fodor, uno de los más ilustres psicólogos que defienden una tecnología rigurosa, afirma que la primera ley de la psicología cognitiva es que cuanto más importante es un fenómeno menos podemos conocerlo. Esa es la principal ley según él, la ley de Fodor.

Yo creo, aunque quizás sea muy ingenuo hablar así, pero yo soy así, bastante ingenuo, que la psicología, como todas las ciencias, y más que muchas, tiene dos objetivos principales: la verdad y la felicidad. El descubrir la verdad, el aplicarla para hacer más felices a los otros. Creo que los dos son objetivos indispensables e inalcanzables. Nuestra vida está para que nos distraigamos. No hay manera de aburrirse, porque no necesitamos ser felices, ¿cómo podemos serlo?. Lo mismo, con la verdad.

J.A.C. Esa es la clave. Gracias don Mariano, por su apoyo, su ayuda, y encantados de tenerle con nosotros una vez más.

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