Papeles del Psicólogo, 1984. Vol. (18).

La Junta de Gobierno

El año que termina ha sido un año pródigo en actividades, iniciativas y realizaciones, que nos permitirían hacer un balance optimista de la situación de la psicología española. Sin embargo, determinados aspectos -la no aprobación del Estatuto por el Gobierno, y las altas tasas de paro y subempleo, entre otras cosas-, nos obligan a moderar el optimismo, y nos sitúan en una realidad contradictoria y compleja, de luces y sombras.

A nivel nacional, se han realizado Congresos, Simposiums y Jornadas variados y de bastante nivel. desde nuestro Primer Congreso, al Simposium sobre Actividades humanas y Procesos cognitivos, pasando por el Congreso de Orientación, la Reunión Internacional de Psicología y Seguridad Vial, las Primeras Jornadas de Psicología Oncológica, el Congreso de Evaluación Psicológica, las Terceras Jornadas de Modificación de Conducta Cognitiva, las Segundas Jornadas de Psicología y Drogodependencia, el Segundo Congreso Español de Análisis Transaccional, el Congreso de AEDES (educación especial), etc.

Junto a ello, a nivel internacional, la celebración en España del XI Congreso Internacional del Roschach y Métodos proyectivos y la presencia de delegaciones numerosas y activas de psicólogos españoles en el XXIII Congreso Internacional de Psicología celebrada en Acapulco, y en el Primer Seminario Internacional de Psicología de la Salud, celebrado en Cuba.

Otras iniciativas, como la del profesor Siguán para reunir a representantes del mundo académico y profesional (la Universidad y el Colegio) para debatir la organización y características del tercer ciclo también habría que incluirlos entre las luces que nos han iluminado.

Entre las sombras, las resistencias del Gobierno para aprobar los Estatutos del Colegio. En páginas interiores se comentan las últimas incidencias habidas al respecto. En resumen, un Gobierno democrático y progresista condena a una Asociación con más de 14.000 afiliados a funcionar en precario y en condiciones "ademocráticas", al carecer de unas normas que regulen su funcionamiento internos, por razones que no están nada claras, y que, en cualquier caso, son inadmisibles.

Entre las sombras, también, la regulación de las redes de servicios psicopedagógicos en las Comunidades Autónomas que consagra una situación claramente injusta, funciones de titulado superior pagadas como titulado medio, provisionalidad, requisitos de ser profesor de EGB con oposición además de ser psicólogo o pedagogo, etc. Todo ello junto con una orientación y modelo de trabajo inadecuado.

Respecto a la reforma sanitaria psiquiátrica, ya comentado y valorada en el editorial anterior, señalar una novedad positiva, la presencia de un psicólogo en la' Comisión: Mercé Pérez i Salanova, Vicedecana y Presidenta de la Junta Rectora de la Delegación de Cataluña,- ha sido invitada a participar en la Comisión a título personal

Pese a esta novedad, seguimos siendo muy críticos respecto al diseño del proceso de reforma, y exigimos una participación institucional, no desde posturas de un corporativismo trasnochado, sino convencidos de que las posturas mantenidas por nuestro colectivo van en el sentido de una auténtica reforma y renovación de los servicios de salud, que ayudarán a proteger más eficazmente el tan proclamado y lejano "derecho a la salud".

Por último, entre las sombras, la que más nos preocupa es la situación de tantos y tantos compañeros condenados al paro o al subempleo, tanto cualitativo como cuantitativo. Sabemos que el paro es el principal problema del país, pero eso ni nos consuela ni nos exime de exigir medidas concretas que ayuden a estos colectivos, medidas que posibiliten la inserción profesional, programas de formación y especialización, condiciones para la afiliación en la Seguridad Social como autónomos en condiciones menos gravosa, etc.

Nuestra postura frente a todo lo anterior no debe ser pasiva. Debemos movilizarnos y aglutinarnos en torno al Colegio, para, con planteamientos serios y maduros, exigir con firmeza nuestras reivindicaciones, y asumir, en lo que nos corresponda, nuestras propias responsabilidades.