Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1981. Vol. (0).
La Junta de Gobierno
Este es el primer Boletín que presentamos con el nombre de "Papeles del Colegio" desde que nuestra Delegación comenzó su funcionamiento.
Como sabéis todos los pronósticos, análisis y reflexiones que hemos leído y oído han sido de calificar este periodo de tiempo que ha pasado como uno de los más nefastos de los últimos lustros. Y ello por múltiples razones nacionales e internacionales que se han confabulado -y no precisamente de una manera mágica- para que ese fuera el resultado.
Razones internacionales como el recrudecimiento de las relaciones entre las superpotencias, el ascenso de las dictaduras sudamericanas, la invasión de Afganistan, el terrorismo en Europa, lo que supone para toda una generación el asesinato de John Lennon, los magnicidios que se suceden en cadena, razones nacionales como el terrorismo, el paro, la delincuencia juvenil, catástrofes como la de Ortuella, y otro sinfín de situaciones que, al igual que las anteriores, no hacen sino corroborar que el nivel de salud mental no es todo lo bueno que quisiéramos. A todo ello se viene a sumar la gravísima situación que se ha creado en nuestro país con el intento de golpe de Estado, y los últimos atentados terroristas que ponen en evidencia la fragilidad de nuestra democracia y la necesidad de que todos ayudemos a desarrollarla y consolidarla. Con todo, este ha sido el año de entrada en funcionamiento de nuestro Colegio, y de nuestra Delegación, lo cual no es sino una pequeña gota que no llena ningún vaso y que tan solo es un punto de partida para que nuestra profesión pueda en su día adquirir la carta de naturaleza que en las sociedades modernas y desarrolladas puede y debe tener.
Este primer encuentro del Boletín con todos vosotros después de un año de funcionamiento nos hace reflexionar sobre todas las dificultades de organización que nuestra incipiente institución está teniendo: dificultades de local, de personal, de material, de información y relación con los colegiados, etc., todo ello dentro de un esquema organizativo con dificultades de coordinación por la escasa normativa que poseemos y por la deficiente y escasa infraestructura administrativa a nivel estatal, que imposibilita objetivizar una política común y coherente de planteamientos no corporativistas a la vez que eficaces y profesionales. Dificultades sobre todo de llevar adelante una exigencia institucional que demanda una psicología como servicio público.
Enfrentarse con todo ello, contando con la política inequívocamente reaccionaria del Gobierno de congelar plantillas, de no reestructurar los servicios y las instituciones, de no modificar los planes de estudio y de no contemplar el problema de la integración de los miles de titulados que salen de nuestras Facultades. Enfrentarse, insistimos, con la crisis en la Sanidad y la Seguridad Social donde los intentos de privatización son cada vez más alarmantes; con la entrada en vigor del Estatuto de Centros donde se niega la posibilidad de la creación de gabinetes psicopedagógicos y de intervención preventiva en el fracaso escolar; con el deterioro de las relaciones laborales en las Empresas donde se busca la reducción de plantillas una productividad sin contrapartidas de mejora de las condiciones psicológicas del trabajador; con todo el entramado legar que está elaborando y que afecta a extensos núcleos de personas que tienen problemas: divorcio, aborto, reforma del código civil, etc.
Enfrentarse además con la "guerra" de las distintas escuelas psicológicas que a veces aparecen como ideologías mesiánicas con soluciones mágicas y que en muchas ocasiones sólo sirve para el desprestigio más absoluto de los propios profesionales, por la falta de preparación, de cuya situación -seamos justos- no es a ellos imputable, sino al sistema educativo, el tipo de enseñanza y asignaturas que tienen que soportar en las Facultades, que más tiene que ver con luchas de poder que con el interés científico de las materias impartidas con las necesidades sociales de los puestos de trabajo.
Enfrentarse, en suma, con la elevación de las contradicciones sociales que aumentan las tensiones, la marginación, el paro, la falta de salud. Enfrentarse con el arremetimiento y acaparamiento de funciones que propias del psicólogo, por parte de esa clase hegemónica en el campo de salud (la clase médica) que intenta adentrarse en todos los campos profesionales y sociales que nos pertenecen.
Asumir la escasa fuerza que como colectivo tenemos, donde no contamos con medidas de presión, que en muchas ocasiones estamos reducidos a una situación testimonial ante el Gobierno, los Ayuntamientos, los organismos oficiales, los partidos políticos... El no ser, en momentos de crisis, una profesión que le sirva al capital para aumentar sus beneficios; ser una profesión que plantea mejorar la calidad de vida, que analiza las contradicciones sociales que producen falta de salud mental, que exige la creación de servicios sociales que contrarresten el desolado torbellino en el que nos sume las relaciones de producción. Y todo ello a pesar de que socialmente se admita la necesidad del psicólogo ya que aumenta el fracaso escolar las drogodependencias, los accidentes laborales y de tráfico, el consumo de medicamentos nocivos, la delincuencia, el fracaso familiar, la crisis de convivencia, etc., etc.
Con todo, la necesidad que tiene nuestra profesión de organizarse en torno a nuestra única institución representativa es incuestionable, así como la participación de todos en sus planteamientos, a través de las comisiones y grupos de trabajo y en la participación en las tomas de decisión. Las posibilidades de nuestro movimiento, organizado, coherente, que sirva de aglutinante de las fuerzas centrífugas que existen entre los psicólogos y que el Colegio, así, sea una institución abierta, democrática, responsable, y que sirva como lugar de referencia, como ente dinamizador, de confrontación de los distintos planteamientos científicos, de participación en la creación de modelos interdisciplinarios, que sirva para incidir en la elaboración de leyes que nos afecten directamente: Sanidad, Centros, Minusválidos, Seguridad Vial, Orientación Profesional, Planificación, Prevención y Promoción de la Salud, etc., las posibilidades -repetimos- de nuestro Colegio son innumerables.
Nuestra Delegación ya ha comenzado este esquema de trabajo, ya trata de acercarse a esos objetivos, despacio, pero con todas nuestras fuerzas desplegadas y, por supuestos, con la ilusión puesta en los colegiados, en esa respuesta masiva que esperamos de todos a la hora de trabajar por la implantación social de la psicología y la creación de puestos de trabajo para los psicólogos. Pero esto sólo lo conseguiremos en la medida en que nuestra organización se haga fuerte, responsable y democrática y de la capacidad de trabajo de todos los colegiados y de los programas de discusión y de actividades que se establezcan en torno a todos los temas que tenemos planteados.
Un año como punto de partida de un futuro que tenemos que construir entre todos y de una profesión que tenemos que crear entre todos, con unos contenidos sociales y organizativos acordes con las necesidades de las personas y de nuestra sociedad, en una España democrática y libre donde cobra sentido nuestro trabajo.