Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1982. Vol. (6).
Eduardo Crespo Suárez
Este artículo está redactado a partir de un estudio encomendado al autor por el Colegio.
El objetivo de este estudio es el análisis del estado actual de las necesidades formativas de los psicólogos colegiados en Madrid. El tema de la formación tiene numerosas vertientes, objeto potencial de análisis. En este caso se ha adoptado como ámbito de estudio las necesidades tal como vienen expresadas por las opiniones de los propios psicólogos. Evidentemente, la contraparte necesaria de este estudio es otro de tipo prospectivo, sobre las posibilidades de trabajo y los conocimientos específicos que se exigen para responder a esa oferta.
La perspectiva que se ha adoptado en este estudio es la de considerar el tema dentro del ámbito de acción del Colegio de Psicólogos, y por ello se planteó como objetivo el lograr una descripción pormenorizada del estado actual de las necesidades formativas de los colegiados y de las modalidades organizativas más adecuadas para la realización de actividades formativas, de forma que facilite la adopción de medidas concretas sobre el tema.
La fuente de datos proviene de dos estudios complementarios: un estudio cuantitativo y otro cualitativo.
El estudio cuantitativo se basa en el análisis de las respuestas a un cuestionario enviado por correo a todos los colegiados de la Delegación de Madrid. Las características de la población que responde al cuestionario es la siguiente:
N: 868 (31% del total de colegiados)
Grado académico |
|
Doctores |
15 (1.7%)
|
Licenciados |
816 (94%)
|
Diplomados |
139 (16%)
|
Convalidados |
7 (0,8%)
|
Año que finalizaron la carrera: |
|
Antes de 1970 |
32 (3,7%)
|
1971-74 |
115 (13,2%)
|
1975-77 |
159 (18,3%)
|
1978 |
87 (10%)
|
1979 |
156 (18%)
|
1980 |
154 (17,7%)
|
1981-82 |
117 (13,5%)
|
No contestan |
48 (5,5%)
|
Desde el punto de vista laboral, se encuentran en la siguiente situación: |
|
Trabajan como psicólogos más de 30 horas semanales |
242 (27,9%)
|
Trabajan como psicólogos menos de 30 horas semanales |
157 (18,1%)
|
Trabajan como psicólogo de forma complementaria a otra ocupación principal |
188 (21,7%)
|
Trabajan en otra ocupación distinta a la Psicología |
107 (12,3%)
|
Estudiando |
21 (2,4%)
|
En paro |
101 (11,6%)
|
Otros |
44 (5,1%)
|
No contestan |
8 (0,9%)
|
El estudio cualitativo se ha basado en el análisis de contenido de las opiniones expresadas en cuatro reuniones de grupo (clínica, escolar, industrial y parados), en base a un guión semi-estructurado, cuyos sujetos fueron elegidos al azar tomando como base las fichas del Colegio, y en dos entrevistas personales con responsables de formación.
El estudio cualitativo ha tenido como fin matizar y complementar los datos obtenidos en el estudio cuantitativo.
Necesidades actuales
El concepto de necesidades es sumamente complejo, sujeto a consideraciones a veces enfrentadas. Aquí se toma en un sentido muy limitado, referido a la caracterización subjetiva del grado de apremio de una acción que palie o remedie una situación vivenciada como carencia. Se ha adoptado esta posición porque, al fin y al cabo, lo que nos interesa saber es la urgencia con que deben de adoptarse medidas correctoras.
A la pregunta ¿cómo calificaría sus actuales necesidades formativas como psicólogo? Los porcentajes de respuestas globales han sido las siguientes:
Grado académico |
|
Muy apremiantes |
17,5%
|
Apremiantes |
55,4%
|
Poco apremiantes |
22,4%
|
Nada apremiantes |
1,7%
|
Si consideramos conjuntamente los que responden a y b, es decir, los que expresan una urgencia, tenemos que constituyen el 72,9% de los colegiados, lo cual indica claramente que el problema de la formación es grave y requiere soluciones urgentes.
Sobre quiénes son los que sienten mayor apremio, aparece claramente que son los licenciados de las promociones más recientes, los psicólogos que no se dedican a la Psicología y muy especialmente los parados. Los que menos urgencia manifiestan son, por el contrario, los licenciados y diplomados anteriores a 1978 y los que trabajan más de 30 horas semanales como psicólogos. Ver Cuadro 1.
Respecto a los que trabajan como psicólogos, los que llevan menos de siete años de actividad profesional consideran apremiantes sus necesidades, siendo estas progresivamente mayores conforme menos años de actividad profesional se tiene, superándose a partir de menos de tres años la media de las necesidades expresadas por el colectivo total, según se ve en los cuadros 2 y 3.
Respecto al tipo de actividad y lugar de trabajo no hay diferencias importantes a reseñar, a no ser una ligera menos urgencia en quienes trabajan en industrial y en la empresa privada, y un ligero mayor apremio en quienes trabajan en reeducación (lenguaje y otros).
En lo referente a quienes han realizado algún curso de especialización, aparece una diferencia no muy marcada en el sentido de ser mayor las necesidades de formación para quienes no han realizado ningún curso en la Escuela de Psicología y no hay prácticamente ninguna diferencia e incluso es inversa para quienes han hecho cursos de formación en centros privados o en el Colegio. Ver cuadro 4.
La satisfacción con los resultados obtenidos en estos cursos tienen una ligera relación con el grado de apremio de las necesidades, en la dirección de mayor apremio cuanto menor satisfacción.
Lo importante a destacar en este punto es, de todas formas, el hecho de que la percepción y autocalificación de las necesidades está vinculada a la situación laboral y tiene muy poca relación con la realización de cursos de formación. Esto plantea un hecho bastante interesante que es la primacía del trabajo sobre la formación: Una persona puede estar consumiendo cursos de formación indefinidamente que sólo se considerará formada cuando tenga una cierta experiencia laboral.
Lo único realmente formativo sería la práctica profesional.
El grado de apremio de las necesidades estaría entonces reflejando una especie de estado de ansiedad ante la práctica profesional y no tanto un estado de ignorancia o de carencia de información.
Niveles y tipo de formación
El nivel al que deben de plantearse los cursos y demás actividades formativas viene determinado por las características de la enseñanza universitaria y por las perspectivas de un puesto de trabajo; las insuficiencias de la primera y las dificultades de la segunda, parecen converger en una misma dirección: especialización en un área muy concreta de trabajo y orientación eminentemente práctica.
En las entrevistas realizadas aparece claramente que el factor predominante es la práctica, la posibilidad de experimentar y de manejar los distintos instrumentales -técnicos y teóricos- sobre situaciones concretas.
En el siguiente esquema se indican los porcentajes globales de respuestas a la pregunta "¿De qué tipo es la formación que necesita?" (La suma de porcentajes es mayor de 100 para la posibilidad de elegir más de un nivel).
- Una formación general que me permita ponerme al día en alguna
de las grandes áreas
de la Psicología (Clínica, Industrial, Pedagógica) .............15,1%
- Una formación de base que me permita especializarme en un área concreta de trabajo... 37,2%
- Una formación puntual que me sirva para rellenar lagunas en la formación que ya tengo... 55,6%
- Un intercambio de experiencias con personas que estén trabajando en lo mismo que yo...50,9%
- Ninguna...1,2%
Podemos considerar que tanto "a" como "b" reflejan una situación de iniciación al trabajo. En realidad, especialmente "a", son niveles que debieran de corresponder a etapas previas a la licenciatura. Aunque no son los porcentajes más altos, hay que calibrar adecuadamente el hecho de que más del 50% de los colegiados consideran apropiada para ellos una formación de base, es decir, una formación introductoria a la práctica profesional. De todas formas las preferencias en su conjunto se orientan hacia niveles específicos y puntuales que, por otra parte, son los que permiten un mayor conocimiento práctico.
Podemos decir, simplificando tal vez en exceso, que la formación en su conjunto es percibida como muy deficiente, pero que las acciones correctoras deben de enfocarse preferentemente a niveles específicos.
Sobre la caracterización de las preferencias de niveles de formación cabe indicar que son más generales conforme más reciente es la licenciatura y menos dedicación se tiene a la Psicología, así como menos tiempo se lleve de práctica profesional, siendo los niveles más concretos los preferidos por quienes trabajan en industrial; veámoslo en los cuadros 5, 6 y 7.
Igualmente las demandas son más concretas por quienes han hecho algún curso de especialización.
Considerando en conjunto los datos tanto cuantitativos como cualitativos, podemos decir que habría que atender un primer nivel, de formación básica, orientado a la iniciación en un área de trabajo, que consistiese en prácticas en centros de trabajo, previamente planificadas y dirigidas por profesionales experimentados, al que concurrirían fundamentalmente los licenciados más recientes y que exigiría que la dirección del Colegio gestionase los oportunos contactos, tanto con las instituciones académicas, que deberían a corto plazo de responsabilizarse de este nivel, como, en su defecto, con centros de trabajo.
Un segundo nivel, que sería el propiamente colegial, sería el de la formación permanente, en el cual deberían de organizarse cursos sobre temas puntuales, seminarios permanentes orientados a profesionales en ejercicio que pudieran convertirse en fuente de investigación e innovación, así como organización de jornadas y congresos sobre temas específicos y de actualidad que sirviesen para dinamizar algún área concreta de trabajo, la organización de un centro de documentación que facilitase el flujo de información científica entre los colegiados y la celebración de mesas redondas periódicas para encuentro e intercambio de información entre profesionales que están trabajando en los mismos temas. En este sentido es muy significativo que el 50,9% de los colegiados consideren que ésta es una actividad que les interesa, actividad que, por otra parte, sería fácil de organizar con poco coste.
Aunque las exigencias del primer nivel son serias y deben de abordarse en profundidad, las prioridades, sin embargo, deben de orientarse hacia el segundo nivel. Común a toda actividad que se organice debe de ser el establecimiento claro del nivel al que se va a desarrollar, la exigencia, por tanto, si así se requiere, de un nivel previo de conocimientos y el respeto de los responsables del nivel que se han fijado: si se trata de un curso de iniciación, que lo sea tal y si lo s de especialización a un nivel determinado, que se mantenga en dicho nivel y no se recurra a generalidades.
Experiencia previa en cursos de formación
Son muy numerosos los psicólogos que han hecho algún curso de especialización. En la Escuela de Psicología, han hecho algún curso el 38,7%, siendo la rama de Clínica la que más alumnos atrae. De todas formas, la asistencia a la Escuela de Psicología es progresivamente decreciente conforme pasa el tiempo. Cuadro 8.
La asistencia más numerosa corresponde a cursos de formación en centros privados. El 71,9% de los psicólogos han realizado algún curso de este tipo, especialmente en clínica (el 53,7% del total). Exceptuando a los licenciados de la última promoción, no existen diferencias importantes entre promociones ni en virtud de los año de trabajo como psicólogo, lo cual viene a indicar, si consideramos el consumo de cursos por unidad de tiempo, que los licenciados más recientes asisten a más cursos de formación que las promociones anteriores. Cuadro 9.
En cuanto a la evaluación de los resultados, éstos se consideran satisfactorios en su conjunto, con escasas diferencias entre unas especialidades y otras (en clínica, los resultados son algo más satisfactorios). Cuadro 10.
Respecto a los cursos de formación en el Colegio o en la antigua sección de Psicología, han asistido a alguno de ellos el 19,6% de los colegiados (de los cuales el 55,3% a cursos de clínica, el 37,6% de escolar y el 10% de industrial), correspondiendo al mayor porcentaje a los licenciados de las primeras promociones (1971-1974). El dato mas importante quizá sea el escaso porcentaje de parados que han asistido a algún curso (7,9%). Cuadro 11.
Los resultados en su conjunto, se consideran discretos o satisfactorios (ligeramente inferiores a los de otros centros privados, según se vio en el cuadro situado unas líneas más arriba).
Muy satisfactorios |
3,5
|
Satisfactorios |
36,5
|
Discretos |
48,2
|
Poco satisfactorios |
4,7
|
Nada satisfactorios |
2,9
|
N/S, N/C |
4,1
|
Otros | |
N = 170
|
Temáticas preferentes
La determinación de los temas de formación preferentes supone técnicamente un cierto problema dada la multiplicidad de áreas posibles de interés y los diversos niveles a que pueden abordarse. Después de varias pruebas, previas a la elaboración del cuestionario, se ha optado por ofrecer una lista de 22 temas a distintos niveles de especificidad, pero siempre dentro de un rango medio, con una opción abierta para la indicación de temas no señalados en nuestra lista. El bajo porcentaje (2,3%) de respuestas a la opción abierta indica que, en principio, la selección ha sido acertada. De todas formas debe de considerarse -y así aparece en las entrevistas personales- que, a veces, la frecuencia real es por un tema muy específico dentro del área que se señala. Por tanto, las indicaciones que aquí se dan deben de complementarse con las consideraciones sobre niveles de formación hechas en el apartado sobre niveles y tipo de formación. Ver cuadro 12.
A continuación se exponen las distintas temáticas, ordenadas por orden de preferencia. El total de porcentajes es superior a 100 porque, aunque se indicaba que se seleccionase una opción preferente y otra secundaria, algunas personas han seleccionado varias. Dado que las opciones no son excluyentes se han considerado válidas este tipo de respuestas, que suponen el 18,6% de las respuestas preferentes y el 1,9% de las secundarias.
Los datos del cuadro que hemos ofrecido anteriormente son bastante elocuentes: los psicólogos se inclinan prioritariamente hacia la clínica, siendo la Psicología del trabajo y la Psicosociología lo que menos les interesa.
Respecto a la caracterización de la demanda en cada una de las áreas no aparecen datos especialmente llamativos, como podría ser la preferencia de una modalidad de temas por un tipo específico de personas. Lógicamente, las personas que trabajan en un área determinada tienen una preferencia por temas relacionados con ella. Cuando una temática es elegida con frecuencia por personas que trabajan en áreas no relacionadas con ella, es caracterizada aquí como atractiva: cuando esto no ocurre o lo es en muy poca medida, se considera poco atractiva. Dada la dispersión de datos, algunos de ellos se han agrupado por grandes áreas temáticas que tienen una coherencia interna, de forma que se pueda hacer una caracterización más fiable, asimismo, se trabaja con el número total de elecciones (preferentes más secundarias). Aquí solamente se expresan las características mejor definidas, pero, de todas formas, dada la dispersión de datos, conviene tomarlas sólo a título indicativo. Cuando una característica aparece con claridad, se subraya.
Se han agrupado los temas referentes a Psicología comercial y del trabajo (estudio de motivaciones, selección y formación de personal, organización de empresas, clima laboral y encuestas) (N = 205). Quienes eligen este tipo de temas pertenecen preferentemente a las primeras promociones, aunque también hay un cierto interés en las más recientes (en estudios de motivación y de mercado), trabajan como psicólogos más de 30 horas semanales y sus necesidades formativas son menos intensas y más precisas que para el resto de los colegiados. Los estudios de motivación y las encuestas son atractivos para quienes trabajan en una actividad pedagógica, pero, en conjunto, es una temática poco atractiva. (El 47,8% de las elecciones provienen de quienes trabajan en industrial y que son sólo el 9,8% de la población).
La dinámica de grupos (N = 78) es elegida por quienes trabajan como psicólogos pertenecen tanto de las primeras como de las últimas promociones, preferentemente en clínica (el 45% de las elecciones), pero también en una actividad pedagógica (28,3%) y sus necesidades formativas son más bien puntuales.
El tema de la rehabilitación de delincuentes (N = 62) interesa preferentemente a los licenciados de promociones recientes, y a quienes tienen una actividad pedagógica. Se puede considerar un tema atractivo (62 elecciones frente a 10 personas que dicen trabajar en esta área). Las necesidades de formación de quienes eligen este tema son más generales que las del resto de los colegiados.
La orientación escolar interesa en especial a quienes trabajan en Psicología como actividad complementaria a otra principal y es poco atractiva (el 76,3% de las elecciones provienen de quienes se dedican a una actividad pedagógica). Los interesados tienen unas necesidades algo más apremiantes y generales que el resto de los colegiados.
La reeducación del lenguaje y el tratamiento de deficientes mentales son semejantes desde el punto de vista de quienes las eligen como temáticas: Llevan más poco tiempo trabajando como psicólogos, con una dedicación no completa, sus necesidades son algo más apremiantes y generales que las del resto de los colegiados y son atractivas para quienes trabajan en colegios.
La rehabilitación de minusválidos interesa a quienes trabajan a tiempo completo en Psicología, llevan pocos años en ello y sus necesidades son apremiantes y específicas.
El diagnóstico infantil interesa a los licenciados más recientes, a los que trabajan en Psicología como actividad complementaria, en gabinetes privados o colegios y que tienen unas necesidades más apremiantes y generales que el resto.
El diagnóstico de adultos interesa a quienes no trabajan como psicólogos y tienen unas necesidades muy apremiantes y generales.
Las técnicas proyectas, por el contrario, interesan a quienes trabajan como psicólogos, especialmente en actividad pedagógica y sus necesidades son similares a las del colectivo.
La formación de terapeutas en general interesa, en principio, a casi una cuarta parte de los colegiados, que tienen unas características similares a las del colectivo, lo cual permite afirmar que es una temática muy atractiva: Las diferencias con el total estriba en que hay una mayor demanda por parte de los licenciados más recientes y con unas necesidades algo más apremiantes que el resto.
La terapia sexual interesa a quienes trabajan en Psicología como actividad complementaria a otra principal, llevan menos de 2 o más de 7 años trabajando, y es poco atractiva de personas de otros campos.
La terapia familiar interesa a quienes trabajan como psicólogos, atrae a personas que tienen una actividad pedagógica o en educación especial y sus necesidades son menos apremiantes y más puntuales que las del resto de colegiados.
La terapia infantil a quienes tienen alguna actividad como psicólogos, a quienes llevan poco años trabajando y es muy atractiva para quienes tienen una actividad pedagógica (superior incluso para quienes trabajan en clínica). Sus necesidades son similares a las del resto.
La terapia de adultos (Es poco atractiva para quienes no trabajan en clínica), es elegida por personas de similares características a las del colectivo y con necesidades más puntuales.
La terapia de grupo les interesa más a quienes ya llevan algún tiempo trabajando, es poco atractiva para quienes no trabajan en clínica (73,3% de las elecciones provienen de este campo) y tienen unas necesidades menos apremiantes y más concretas que el resto.
Modalidades y tipos de actividades formativas
Ya se ha indicado anteriormente, al hablar de los niveles de formación, que el intercambio de experiencias es una actividad de amplia aceptación, (por el 50,9% de los colegiados). Esta es una actividad que podría considerarse como fruto de una situación profesional relativamente estable en la que lo que más interesa es mantenerse al día con las nuevas técnicas que van apareciendo. Sin embargo, a través de las entrevistas realizadas aparece un sentido algo diferente: el enfrentamiento con la profesión es, para algunas personas, bastante azaroso, no saben qué pueden hacer, qué situaciones y problemas se pueden presentar, cómo se pueden abordar; y cada uno hace como mejor puede. En este caso, saber qué hacen -o han hecho- otros compañeros en situaciones parecidas cumple una función de orientación en el propio trabajo y, para quienes no trabajan, de clarificación de la oferta. Quiero decir, que además de una función formativa en sentido abierto, el intercambio de experiencias parece cumplir para algunas personas la función de clarificación de lo que es su profesión. De todas formas, esta es una actividad que parece interesante organizar, y que requeriría la colaboración de los colegiados más experimentados profesionalmente.
Otro tipo de actividad relacionada con la formación es el establecimiento y mantenimiento de una infraestructura informativa. Esta información sería de distintos tipos:
Respecto a los cursos de formación, ya hemos visto los niveles y temáticas preferidas por los psicólogos. Respecto a la duración de estos cursos lógicamente depende del nivel al que se planteen. En principio, y a no ser que se trate de un debate o mesa redonda, parece que la duración mínima debe ser de unas 30 horas.
En la distribución de frecuencias resultantes de la selección de la duración ideal de un curso en cada una de las áreas temáticas, la moda en cada una de éstas es: Estudios de motivación, selección de personal, formación de personal, estudios de clima laboral, organización de empresas y dinámica de grupos: 30 horas. Rehabilitación de delincuentes: 50 horas. Orientación escolar: 30 horas. Reeducación del lenguaje: 100 horas. Tratamiento de deficientes mentales: 50 horas. Rehabilitación de minusválidos: 100 horas. Diagnóstico de adultos y técnicas proyectivas: 100 horas. Formación de terapeutas en general: más de 100 horas. Terapia sexual: 50-100 horas. Terapia familiar: 30 horas. Terapia infantil: 30 horas. Terapia de adultos: más de 100 horas. Terapia de grupo: 30 horas.
La duración de las sesiones hay un acuerdo bastante unánime de que, a no ser que se trate de debates u otro tipo de actividades que requieren más tiempo, debe ser de unas dos horas.
Hay un acuerdo bastante general en que los cursos deben comprender tanto clases teóricas como prácticas, predominando éstas últimas, en línea con la orientación eminentemente práctica en que se plantea la formación en general. Las sesiones clínicas tienen una amplia aceptación dentro de las temáticas propias (el 33,3% en terapia familiar, el 29,9% en terapia de adultos, el 24,5% en tratamiento de deficientes mentales, por ejemplo). Véase el cuadro 13.
Respecto a la orientación teórica que debieran de tener estos cursos, la mayoría de las personas (59%) no se definen o indican que depende, lógicamente, del tema a tratar. Otras (6%) indican expresamente que debe ser plural o ecléctica. En los temas más específicamente clínicos los psicólogos se definen algo más, aunque siempre son predominantes las indefiniciones. A los efectos de este estudio lo que interesa es saber que, tanto una orientación dinámica como conductista deben de ser consideradas a la hora de planificar los cursos de formación (el cuadro siguiente refleja las preferencias generales en este tema). El apartado "cognitiva" adolece de una cierta ambigüedad, pues puede referirse tanto a nuevos desarrollos dentro de las teorías del aprendizaje como a otras orientaciones. Cuadro 14.
En lo referente al posible profesorado para estos cursos lo más importante a destacar -aparte de que muchos no indiquen a nadie- es la dispersión: se cita a más de cien personas, pero pocas son citadas más de una vez. Sólo una persona es citada más de diez veces. La dispersión es especialmente intensa en el ámbito del psicoanálisis.
Respecto al horario, aunque se expresa una preferencia por las tardes, a partir de las 7, convendría pensar en una diversificación. Bastantes personas que trabajan en gabinetes por las tardes les interesarían los cursos por la mañana y los colegiados que no residen en Madrid -y a no ser que se organicen cursos en otras ciudades- sólo podrían asistir los fines de semana.
En cuanto a los precios, algunas personas indican que debieran ser más baratos, al menos para los parados.
Conclusiones
El tema de la formación está últimamente ligado al de la práctica profesional. Esta determinación no es unidireccional: no sólo es necesario estar formado para trabajar, sino que también, en parte, actúa en sentido contrario: es necesario en cierta forma, trabajar para formarse o más exactamente para delimitar las propias necesidades formativas. Esto, aunque pueda parecer paradójico, no lo es. Es una consecuencia del estado impreciso de la práctica profesional del psicólogo, tanto en la oferta como en la demanda, así como en la confusión de los hipotéticos canales de acceso al puesto de trabajo. No hay una delimitación aún suficiente de cuáles son los puestos de trabajo propios de un psicólogo, cuáles son las actividades que le corresponden, cómo se accede a ellos y, por tanto, qué conocimientos se requieren para cada uno de ellos.
Quiere esto decir que es imposible llevar a cabo ningún tipo de política formativa eficaz si previamente -al menos al nivel de prioridades- no se lleva una política de apertura y estabilización de campos de trabajo. De lo contrario, se corre el riesgo de convertir la formación permanente en una formación perpetua. En este sentido se entienden las continuas referencias al carácter práctico de la formación. No se trata tanto de conocer técnicas o instrumentos -que también-, sino de que sirva para algo práctico, en definitiva, para trabajar.
Conscientes, por tanto, de la gravedad y complejidad del tema, así como de las limitaciones inherentes a la planificación de un programa de formación en estas circunstancias, hay que considerar que dicho programa debiera de plantearse a varios niveles, claramente especificados (véase capítulo3). El nivel de base, dirigido a quienes acaban de terminar sus estudios, debiera de concebirse como una introducción a un ámbito concreto de la profesión. De ser posible, debiera de llevarse a cabo en centros de trabajo, mediante un sistema de prácticas controladas. Un segundo nivel, más específico, estaría orientado al desarrollo pormenorizado de un tema concreto que huya de las generalidades y que requerirá, con frecuencia, la exigencia de un nivel previo de conocimientos para poder asistir a él. Finalmente, deben de considerarse acciones específicas -conferencias, debates, etc.- que, además de su función formativa, sirvan de estímulo a los colegiados y ayuden a la consolidación de la imagen pública del psicólogo.
En cuanto a sugerencias concretas, podríamos precisar las siguientes:
Material adicional / Suplementary material
Cuadro 1. Grado apremio de sus necesidades actuales.
Cuadro 10. Clasificación de resultados.
Cuadro 11. Cursos de formación en el Colegio de Psicólogos.
Cuadro 12. Porcentaje de elecciones.
Cuadro 13. Modalidad más adecuada.
Cuadro 14. Orientación teórica más idonea.
Cuadro 2. Grado apremio de sus necesidades actuales según los años trabajando como psicólogo.
Cuadro 3. Grado apremio de sus necesidades actuales según los años trabajando como psicólogo.
Cuadro 4. Grado apremio de sus necesidades actuales según los cursos de especialización y formación.
Cuadro 5. Formación necesaria según el año de finalización de la carrera.
Cuadro 6. Formación necesaria según los años que lleva trabajando como psicólogo.
Cuadro 7. Formación necesaria según los cursos que ya ha recibido de formación.
Cuadro 8. Curso de especialización según el año de finalización de la carrera.
Cuadro 9. Curso de formación.