Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1996. Vol. (65).
José Muñiz
Coordinador de la Comisión en representación del COP Universidad de Oviedo.
Los días 14 y 15 de Junio de 1996 se reunió en Madrid la Comisión Europea de Tests (Task Force), creada por la Federación Europea de Psicólogos Profesionales (EFPPA) para ocuparse de todo lo relacionado con la construcción y aplicación adecuadas de los tests. La reunión estuvo presidida por José Muñiz, representante del Colegio Oficial de Psicólogos (COP) en la Task Force y coordinador de la misma. Asistieron a la reunión los representantes de los Colegios Oficiales de Inglaterra (Dave Bartram), Alemania (Helmut Heyse), Francia (Jean Louis Chabot), Italia (Paolo Moscara y Pierangelo Sardi), Noruega (Torleiv Odland), Eslovenia (Dusica Boben) y Suecia (Bertil Mardberg). Excusaron su asistencia los representantes de Dinamarca, Malta y Portugal.
En la reunión se abordaron los problemas fundamentales con los que se encuentra Europa en el ámbito de la construcción, aplicación y regulación de los tests. En concreto, los puntos analizados fueron los siguientes:
- Elaboración de estándares técnicos europeos.
- Principios éticos en el uso de los tests.
- Adaptación/traducción de los tests de unos idiomas a otros.
- Acreditación de tests y usuarios.
- Patentes.
- Legislación europea sobre tests.
- Bancos europeos de items.
Trataré de reseñar los asuntos principales surgidos en el minucioso análisis llevado a cabo en la reunión. Un primer tema debatido fue la necesidad de que cada país cuente con unas normas técnicas, estándares o directrices, en las que se establezcan explícitamente las condiciones que deben de reunir todos los aspectos que rodean la práctica de los tests, incluyendo su construcción, validación, uso, interpretación, derechos de las personas a las que se aplican, etc. El acuerdo sobre la necesidad de tales directrices fue unánime, siendo el debate más animado en lo referente a si cada país debe de elaborar las suyas propias o aprovechar otras existentes, como, por ejemplo, las ya clásicas de la APA (1985), actualmente en proceso de revisión. La mayoría de los miembros de la Task Force considera que lo más pragmático sería tomar como base las ya existentes ajustándolas a las peculiaridades específicas de cada país. Algo similar ocurre en cuanto a las directrices técnicas para la adaptación/traducción de los tests, problema vital en Europa, donde coexisten tantos idiomas y dialectos distintos. Dado que la International Test Commission, en la que también participa el COP, está a punto de publicar unas directrices técnicas al respecto, cada país europeo debería de tenerlas en cuenta. En ese sentido nuestro país es pionero y una primera versión de estas directrices en castellano puede consultarse en el trabajo de Hambleton (1996), publicado en el libro Psicometría coordinado por Muñiz (1996).
Estas medidas anteriores van específicamente dirigidas a mejorar la calidad de los instrumentos, siempre deseable, y todo lo que se haga en esa línea es poco; pero a nadie se le oculta, como la historia de los tests demuestra, que una gran mayoría de los fallos cometidos provienen del mal uso de los tests más que de su deficiente calidad técnica. Por ello, la discusión más interesante se produjo a la hora de analizar qué se debe de hacer en Europa para mejorar la la práctica y uso de los tests. Básicamente cabe pensar en dos líneas de actuación:
- Mejorar la formación de los usuarios de los tests
- Restringir el uso de los tests a quienes acrediten una formación apropiada
A todos nos pareció que ha de actuarse en ambos frentes, aunque poniendo más énfasis y más esperanzas en la formación de las personas que en la restricción de uso, pues como ya señalara hace tiempo Tyler (1986), a la larga es una estrategia más eficaz. Es evidente que hay que evitar la utilización de los tests por parte de diletantes no capacitados para ello, y así se intenta en la mayoría de los países, el nuestro incluido, pero la eficacia hasta ahora deja bastante que desear. La clasificación habitual de los tests en tres niveles (A,B,C), en función de su especialización, que utilizan los editores para la venta de las pruebas, aunque debe de mantenerse, no es por sí misma una garantía eficaz, como demuestran empíricamente Moreland y cols. (1995) y Simner (1996). El nivel A incluye aquellos tests que pueden aplicarse, puntuarse e interpretarse adecuadamente con la mera ayuda del manual del test, por ejemplo los tests de rendimiento. Los tests del nivel B requieren ya un cierto conocimiento técnico sobre construcción y uso de los tests, así como de los aspectos psicológicos y educativos sustantivos subyacentes, tales como estadística, diferencias individuales, personalidad, ajuste, trabajo y consejo psicológico (por ejemplo tests de aptitudes, cuestionarios de personalidad en sujetos normales, etc.). Finalmente, los tests del nivel C requieren un conocimiento profundo de los tests y de las teorías psicológicas subyacentes, así como una experiencia supervisada con los instrumentos; ejemplos de ello serían, por ejemplo, los tests proyectivos, o las escalas individuales.
En suma, se impone la mejora en ambas direcciones, con especial énfasis en la formación de los usuarios. En esta línea Inglaterra va más avanzada que el resto de los países europeos, sobre todo en el campo de la psicología del trabajo y de la personalidad, y ya han comenzado un proceso de acreditación de especialistas en tests (Bartram, 1996). Tanto las universidades como los propios colegios profesionales tienen por delante una gran labor formativa a realizar, a nivel de posgrado. Un debate abierto es si determinados profesionales no psicólogos con la formación apropiada pueden ser autorizados para utilizar tests y de qué tipo. El intrusismo en este campo resulta muy perjudicial para las personas que lo padecen y para la propia profesión.
Una tercera vía de actuación que se analizó fue la conveniencia o no de que los colegios profesionales acrediten los tests publicados, es decir, saquen una lista oficial de aquellos tests que reunen una calidad técnica adecuada. Aunque parece razonable teóricamente, no es sencillo de implementar en la práctica. Generalmente la calidad de un instrumento de medida no es una cuestión dicotómica, admite grados y matices, por eso parece más sensato llevar a cabo un proceso de revisiones hechas por expertos y publicadas, que puedan orientar al usuario, algo parecido a lo que viene haciendo BUROS en Estados Unidos. En lo que se refiere a España, se echan de menos estas revisiones rigurosas de los tests comercializados realizadas por expertos independientes de las casas editoras.
En la reunión se repasó el estado actual de la legislación europea sobre los tests, constatando que, salvo contadas excepciones, no existen normas legales específicas. Sería conveniente que nuestra profesión abriese una oficina en Bruselas, como ya han hecho otros colectivos, y así lo recomienda la comisión a los colegios profesionales correspondientes para que lo eleven a la EFPPA.
Finalmente, se analizó la influencia que en el futuro puede tener la nueva tecnología psicométrica ligada a los bancos de items informatizados, que va a permitir, de hecho ya se está haciendo, prácticas tales como que cada uno pueda rellenar un test de selección ante la pantalla del ordenador de su casa o empresa. Ello abre caminos, posibilidades y problemas a los que conviene estar atentos, seguramente pronto el número de tests hechos a través de las pantallas de los ordenadores personales superará a los realizados mediante papel y lápiz. Aparte de las facilidades de corrección y análisis que ofrecen los ordenadores, las posibilidades para la presentación de items y situaciones complejas son casi ilimitadas. La tecnología psicométrica en este campo ha avanzado tanto que podría decirse que entramos en una época en la que el test se hace a la medida del sujeto, un test distinto para cada sujeto, y aún así sus puntuaciones son comparables, están en la misma escala (véase por ejemplo el trabajo de Olea y Ponsoda, 1996).
Como factor común de la reunión, destacar que en la actualidad existe en la mayoría de los países europeos una actitud muy positiva hacia una utilización adecuada de los tests, prueba de ello es esta comisión creada por la EFPPA, aquellos tiempos de verbo fácil y medición laxa parecen batirse en retirada. España no está al margen de esta tendencia, pero la situación actual es manifiestamente mejorable.
La miembros de la Task Force acordaron presentar un Symposium sobre el tema en el V Congreso Europeo que se celebrará en Dublín en 1997, así como elaborar un documento que recoja con detalle el estado actual de los tests en Europa. Al final de la reunión, Manuel Berdullas, miembro del Consejo Ejecutivo de la EFPPA, se dirigió a los asistentes, subrayando, entre otras cosas, el gran interés de la EFPPA en los trabajos de la comisión sobre los tests.
Bibliografía
American Educational Research Association, American Psychological Association, y National Council on Measurement in Education (1985). Standards for educational and psychological testing. Washington, DC: American Psychological Association.
Bartram, D. (1996). Tests qualifications and test use in UK: the competence approach. European Journal of Psychological Assessment, 12(1), 62-71.
Hambleton, R. K. (1996). Adaptación de tests para su uso en diferentes idiomas y culturas: fuentes de error, posibles soluciones y directrices prácticas. En J. Muñiz (Coord.), Psicometría. Madrid: Universitas.
Moreland, K.L., Eyde, L.D., Robertson, G.J., Primoff, E.S. y Most, R.B. (1995). Assessment of test user qualifications. American Psychologist, 5(1), 14-23.
Muñiz, J. (Coord.) (1996) . Psicometría. Madrid: Universitas.
Olea, J. y Ponsoda, V. (1996). Tests adaptativos informatizados. En J. Muñiz (Coord.), Psicometría. Madrid: Universitas.
Simner, M. L. (1996). Recommendations by the Canadian Psychological Association for improving the North American safeguards that help protect the public against test misuse. European Journal of Psychological Assessment, 12(1), 72-82.
Tyler, B. (1986). Responsibility in practice: some implications of the BPS survey on test use. Bulletin of the British Psychological Society, 39, 410-413.