Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1982. Vol. (4-5).
Ricardo Hernández
Médico rehabilitador.
La variedad de circunstancias en torno al hombre minusválido obliga a que coincidan en su atención un grupo de profesionales que si bien se orientan hacia la faceta clínica o hacia la sociológica participan en cierto modo de ambas hasta conformar en la unión de sus esfuerzos el entramado en que habrá de apoyarse el vivir de cada minusválido. Vamos a esbozar un esquema general de cometidos desde el enfoque, predominante clínico, de médico especializado en minusválidos y minusvalías. Para ello desarrollaremos de forma sucesiva cuatro puntos capitales: Qué se pretende con el trabajo de un equipo multidisciplinario en Rehabilitación, cómo conseguir la finalidad buscada, con quién y con qué.
Se pretende, por supuesto, mejorar al máximo el asentamiento de cada minusválido mediante la atención de cada faceta problemática en su desenvolverse vital. De cada uno, es decir, de todos, para lo cual hay que tener una idea clara de cuales son los tipos de minusvalía. A nuestro modo de ver solamente existe una manera correcta de clasificar las minusvalías básicas y es utilizando las estructuras componentes de la persona. Si admitimos que estas estructuras se dividen en Captativas, Ideativas y Manifestativas, los tipos fundamentales de minusvalía serán Sensorial en la zona Captativa, Mental en la Ideativa y Expresiva y Motora en la Manifestativa. Otros términos son peyorativos, como "subnormal", o irreales, como "psíquicos". Pretender homologar "psíquico" con psicólogo" porque empiezan por "psi" es jugar a la confusión. También empieza por "psi" psiquiatra y nada tiene que ver este especialista con el mundo de los minusválidos, sean o no mentales. La Psiquiatría está clara y rotundamente destinada a enfermos mentales, no a deficientes mentales, aunque la inercia del pasado mantenga aún un error, incompatible con todo propósito de verdadera atención al minusválido mental.
En definitiva, el equipo multidisciplinario en Rehabilitación debe integrarse en la búsqueda de las mejores soluciones para los minusválidos sensoriales, mentales, expresivos y motores en los diferentes campos de su problemática vital.
Lo buscado, lo conseguiremos, en pocas palabras, reivindicando para cada minusválido su condición de ser humano. Encajando a cada individuo en su entorno y acoplando este entorno al individuo. Actuando a la vez en lo posible para mejorar las aptitudes individuales en orden a mejorar cada desenvolvimiento personal dentro del entorno elegido. Eligiendo, por último, el entorno mas apropiado a cada caso individual. Con sólo pensar en la complejidad de acciones y la multiplicidad posible de factores se comprende la necesidad de colaboración coherente y lúcida de varios profesionales.
Estos profesionales, miembros del equipo multidisciplinario, deben atender lo que les atañe sin perder de vista los efectos de la labor ajena y, en su momento, la necesidad de la misma. De aquí la obligación de conocer lo suficiente de los cometidos de los demás, tanto se orienten hacia cometidos clínicos (médico, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional), sociológicos (asistente social, economista, arquitecto) o hacia una labor de engarce entre ambas vertientes, como entendemos que compete al psicólogo.
Lo lograremos con especialistas en minusvalías. Todos los miembros del equipo: el médico no basta por ser médico; ha de ser médico rehabilitador. El psicólogo, a secas, tampoco sirve de mucho si no es psicólogo rehabilitador. Muchos fracasos de médicos y de psicólogos residen en este simple error: pretender solucionar problemas de minusvalía sin haberse especializado previamente. Comprendo que hay mucho por hacer y poco, por tanto, se puede exigir. Por lo menos vocación, dedicación y afán de mejora. Pretender ser médico pediatra, o neurólogo o cirujano a unas horas y rehabilitador durante otras es perder el tiempo. El psicólogo y todos los demás componentes del equipo tienen la misma exigencia profesional, de la que sólo algunos, como el economista o el arquitecto, podrán librarse. De lo que nadie, absolutamente nadie, puede verse libre es de ser un experto máximo en minusvalías dentro de la parcela de cometido que le compete. Otra cosa conducirá al desprestigio no ya de uno mismo sino de todo el equipo y de la propia faceta profesional.
Esta faceta profesional se orienta, como queda dicho, más bien hacia lo clínico, más bien hacia lo social o preferentemente al engarce entre las dos facetas. En un intento de lista, los rehabilitadores necesarios en el equipo serían, yendo de lo clínico a lo socio-laboral: Médico, Fisioterapeuta, Terapeuta Ocupacional, Técnico Ortopédico, Logoterapeuta, Psicólogo, Pedagogo, Asistente Social, Economista, Jurista, Legislador, Arquitecto, Técnico de Formación Profesional, Técnico de Empleo.
Unos miembros habrán de convivir. Otros no. No importa quien coordine o dirija. Los objetivos habrán de cumplirse; los resultados, quedar puestos de manifiesto.
Como reafirmación de que todos los miembros del equipo citado han de ser, ineludiblemente, especialistas en los aspectos de minusvalía, que a su cometido atañen, hay que señalar, una vez más, que no se trata de enfermos, sino de minusválidos. Colocando en el centro de un esquema posible al sujeto normal hacia uno de los lados se orienta el enfermo, hacia el otro el minusválido. En general, la situación de este es estable, la del enfermo, temporal. Este último puede esperar una curación que para aquél carece de sentido. Por todo ello las necesidades sociológicas y de equipo interdisciplinario son infinitamente mayores en el minusválido que en el enfermo.
Los logros pretendidos habrá que elaborarlos con técnicas que cada grupo de especialistas en minusvalías ha de buscar y conseguir. Casi todo lo que los médicos rehabilitadores venimos haciendo hoy día lo hemos tenido que ir descubriendo a lo largo de años de trabajo y de experiencia. Lo que necesitamos conocer o no viene en los libros o, lo que es peor, viene equivocado. Yo no puedo ofrecer cuerpos de doctrina para todos. Me limitaré a expresar las bases esenciales del cometido profesional en Medicina rehabilitadora y, porque me considero un poco obligado a ello al estar en una Escuela de Psicología, apuntar, con mi mejor intención y afecto, algunos rasgos que a mí me parece pueden contribuir a dar fisonomía al cometido del psicólogo rehabilitador.
Medicina rehabilitadora
En medicina rehabilitadora, como en cualquier otra especialidad clínica, hay que cumplir con una serie de cometidos que no son sólo terapéuticos, como una pobre visión inicial pretendía. Estos cometidos son los siguientes:
Prevención. Ya están lejos los tiempos en que Rusk estableció la escala Prevención-Curación-Rehabilitación para toda la Medicina. Al ser la parte de la Medicina que se ocupa de los problemas de minusvalías la Medicina rehabilitadora se encuentra ante una necesidad preventiva superponible a la que compete a otras especialidades. Para no complicar citaré un solo ejemplo y es el de la artrosis. Esta no sólo no es irremediable sino que se atenúa al eliminar la causa que la produjo. Un gran número de pensiones de invalidez está siendo abonado por ignorar esta circunstancia. Aún más, cuando corregimos los ejes de unas piernas, unas rodillas, unos tobillos de niños en edad de crecimiento de esta zona estamos previniendo la aparición de una artrosis de rodilla o de cadera más o menos tempranas.
Exploración. Según lo habitual, ha de ser clínica, radiológica, de laboratorio, etc.
Valoración. Es una forma especial de exploración de la que carecen las demás especialidades medicoquirúrgicas. Una gran parte de mi trabajo está dedicada a la elaboración del que seguramente es el único "sistema" auténtico existente para la valoración de minusvalías.
Diagnóstico. Ha de ser el de la minusvalía. La enfermedad causal, si existió, queda como antecedente. En una amputación por enfermedad de Buerger, por ejemplo, el diagnóstico no es ya esta sino la propia amputación, con sus características (nivel, etc.)
Pronóstico. También debe bastar un ejemplo. Sabiendo que el raquis concluye su evolución hacia los 25 años de edad se puede pronosticar el curso a seguir en un paciente de menos años, lo cual es base para instaurar un tratamiento lógico y eficaz.
Tratamiento. Son muchas las conquistas logradas en los últimos años en Medicina rehabilitadora. El estudio de los problemas parciales pertinentes a cada tipo de minusvalía ha permitido dar forma a subespecialidades como Medicina Ortopédica, Medicina del lenguaje en sus dos vertientes, Logopedia y Foniatría, etc. Sin rechazar del todo los métodos clásicos en lo para mí muy escaso (Medicina Física) o tremendamente importante (Terapéutica medicamentosa) que se nos puede ofrecer.
Psicólogo rehabilitador
En cuanto al cometido profesional del psicólogo rehabilitador voy a intentar ofrecer algunas ideas personales con la esperanza y el deseo de que puedan ser de alguna utilidad. Para ello cabe adoptar diferentes puntos de vista.
Así el del papel del psicólogo rehabilitador en relación con las que yo llamo aptitudes de soporte de la personalidad:
Aceptabilidad. Si no hay aceptación de la propia limitación el minusválido se integrará muy difícilmente. El papel del psicólogo es máximo. En un baremo por cruces de 1 a 4 le damos ++++.
Afectividad. Para el psicólogo +++.
Psicomotricidad. Contra lo que se pretende, el papel del psicólogo es mínimo, al lado de lo que corresponde a fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, técnicos ortopédicos o logoterapeutas. Le corresponde de todos modos +.
Comunicabilidad. El papel del psicólogo lo vemos aquí un poco superior: ++.
Otro punto de vista es el del papel del psicólogo rehabilitador en las minusvalías básicas:
Minusvalías mentales. Es muy escaso, a pesar del tópico. El principal cometido en este tipo de minusválidos corresponde, no nos equivoquemos, al pedagogo. Las razones son claras. El deficiente mental es un deficiente en bloque, con una afectación global de la personalidad. Los factores médicos y, por supuesto, los pedagógicos, juegan un papel que lo solamente psicológico no puede ofrecer. Además, el minusválido mental guarda muy bien lo que yo llamo equilibrio noológico. Dicho de otra forma le suele importar todo muy poco. Acepta y huye de motivaciones. Todo ello bien poco psicológico.
Minusvalías sensoriales. Por el contrario el papel del psicólogo es enorme, tanto en las vertientes de deficiencia auditiva como en la visuales.
Minusvalías expresivas. Vemos al psicólogo rehabilitador con bastante cometido, en ayuda de otros miembros del equipo.
Minusvalías motoras. También cabe esperar mucho de la colaboración de un buen psicólogo rehabilitador.
Un último punto de vista es el del papel del psicólogo rehabilitador en cuanto al contenido de su especialidad.
Seguiremos un esquema similar al utilizado en Medicina rehabilitadora.
Prevención. Para el psicólogo la prevención es de lo patológico, de la caída en lo psiquiátrico. De aquí la importancia que puede alcanzar un psicólogo entrenado en el mundo de los minusválidos, tanto en acciones sobre el individuo como en su medio familiar y laboral.
Diagnóstico. Entendemos que el diagnóstico que corresponde hacer al psicólogo es el de grado de engarce noológico, espiritual, entre el minusválido y su entorno.
Pronóstico. Según las posibilidades de este engarce.
Valoración. Para el psicólogo, la de la situación ante la vida de cada individuo minusválido en relación con su familia, su medio social, su enclave laboral. También cabe establecer cierto grado de colaboración con el médico rehabilitador en la labor de valorar la minusvalía. Para ello creo que hay que unificar criterios y encontrar soluciones conjuntas. Por ejemplo, en los minusválidos mentales, estoy convencido de que el concepto "cociente intelectual" es tan erróneo como peligroso y yo os ruego que lo eliminéis. Por si os es de utilidad os ofrezco mis conceptos "contenido intelectivo", que mide la inteligencia y "nivel evolutivo", que da idea de la etapa alcanzada en un aprendizaje. A mi me han sido de gran utilidad y no sólo en la valoración de minusvalías mentales.
Tratamiento. El de los fallos en el engarce psicológico individuo-entorno.
Con todo esto cabe preguntarse cómo entiendo yo, personalmente, qué debe ser un psicólogo. Conste que es el nuevo psicólogo, este psicólogo actual con las benditas inquietudes que estáis mostrando, el que ha de enseñarnos a todos cuales son sus cometidos. Pero como he prometido, voy a intentar alguna aportación.
Según mi teoría, el estrato pensante, la neurona cortical, realiza una función que podemos llamar nous. Entre ambos, estrato y función, debe existir un equilibrio que yo llamo "equilibrio noológico". El psicólogo sería la persona encargada de cuidar de este equilibrio. El fisiólogo de lo ideativo. Nunca fisiopatólogo, de donde la necesidad de contar con médicos especializados en fisiopatología de las minusvalías. Tal vez, a la larga, se llegue a la figura compleja fisiólogo-fisiopatólogo de lo ideativo como una nueva forma médica de especialización.
Entre tanto, médicos y psicólogos rehabilitadores debemos marchar estrechamente unidos, formando el manillar, el volante que ha de dirigir la marcha de cada minusválido. No existen medios volantes independientes.