Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1989. Vol. (39-40).
Prof. Dr. SIES WIEGERSMA
Universidad de Amsterdam.
Todavía viven algunas personas que cuando se dieron los primeros pasos en el campo de la psicología aplicada estaban ya aproximándose a la madurez. Posiblemente el primer paso de todos se haya dado en selección de personal. Aparentemente es difícil fijar la fecha exacta, pero fue probablemente poco después de 1900 cuando Hugo Munsterberg aplicó con éxito considerable unas rudimentarias pruebas psicológicas para la selección de telefonistas.
Esto sucedía en una época en que la psicología era un campo en el que cualquier persona inteligente y bien preparada podía trabajar sin necesidad de un estudio previo de dicha ciencia. Sólo varias décadas más tarde llegó a ser habitual que alguien que se hacía llamar a sí mismo «psicologo/a» hubiera realizado estudios universitarios sobre la materia.
Aún a mediados de este siglo en la mayoría de los países los estudios de psicología tenían un carácter general. También era difícil especializarse mediante la realización de prácticas debido a la insuficiencia de colegas veteranos que pudieran impartirlas; así, uno se convertía en especialista a través de un aprendizaje en el trabajo cotidiano sin ningún tipo de supervisión y con un grado considerable de ensayo y error. Para aclarar la cuestión se consideraba entonces como «especialista» a quien se ocupaba de una gran gama de conocimientos -comparativamente hablando-, por ejemplo, de los problemas industriales o clínicos.
Desde aquellos días el número de psicólogos se ha incrementado en un modo que sugiere un desarrollo exponencial (matemáticamente hablando es más bien una curva de crecimiento). De manera proporcional, la educación universitaria en psicología se ha extendido y diversificado: la especialización es ahora un aspecto normal incluido en los programas. Desde un punto de vista internacional, al principio hubo diferencias considerables, pero ahora nos estamos acercando a una situación en la cual las diferencias tienden a menguar y por ello también la formación de los psicólogos en algunos países -especialmente de Europa- comienza a mostrar características similares.
Esto es importante por varias razones. En primer lugar, será posible a nivel internacional el intercambio de experiencias, el desarrollo de métodos de enseñanza, de textos y de instrumental operativo de uso generalizado e incluso, la posibilidad de organizar intercambios de estudiantes y de lijar las normas comunes en los objetivos de enseñanza.
En segundo lugar, esto significa que podemos empezar a fijar las normas de equivalencia válidas en el marco de un mercado de libre intercambio laboral. En tercer lugar, el establecimiento de normas ofrece también la posibilidad de conseguir un reconocimiento de nuestras cualificaciones personales a un nivel gubernamental como el que ya han obtenido otros profesionales (médicos, dentistas, veterinarios, farmacéuticos y arquitectos). Por tanto, es el momento de comenzar a desarrollar un marco conceptual común para la formación de los psicólogos del trabajo en los países europeos.
La psicología del trabajo y de las organizaciones (que por razones estilísticas mencionaré algunas veces como psicología industrial o laboral, sin ninguna intencionalidad especial) es psicología aplicada, y contribuye a un mejor tratamiento de los problemas prácticos relativos al trabajo usando conocimientos, conceptos, teorías, métodos e instrumentos que pertenecen enteramente al campo de la ciencia psicológica. Pero la psicología del trabajo y de las organizaciones (psicología T+O) es también parte integrante de la ciencia de la psicología: los problemas que aborda y la mejor forma de resolverlos se convierte en objeto de indagación psicológica, de elaboración de teorías, de investigación y desarrollo.
Así, los psicólogos del T+O tienen que estar al tanto de todo aquello que sea asequible en el campo de la ciencia psicológica: conocimiento objetivo, conceptos, teorías y explicaciones, hipótesis, métodos, instrumentos... Esta, por supuesto, es una afirmación general que no puede ser mantenida en la práctica, ni tampoco es necesario que lo sea porque la probabilidad de que algún elemento específico sea necesario puede variar desde el 0 hasta el 100 por 100. De hecho, podemos pasar por alto amplias áreas de este ámbito que no es probable que las necesitemos, tanto más cuanto tengamos acceso al asesoramiento de colegas expertos en tales materias, y si ha suficientes posibilidades para la especialización en el campo de la psicología industrial.
Permítanme, como psicólogos industriales, sondear durante un momento el objeto de nuestro campo: el mundo del trabajo, sus estructuras, las personas integradas en él y los materiales que son necesarios o convenientes para trabajar. Desde luego, y de un modo muy general, toda actividad humana puede ser considerada como trabajo, incluso dormir es en cierto modo un trabajo. Sin embargo, es preciso establecer algunas limitaciones, como restringir nuestro ámbito a las actividades que puedan tener de alguna forma un equivalente económico (esto significa incluir el trabajo voluntario del hogar). Sin lugar a dudas, algunas veces el conocimiento específico de este ámbito delimitado también se puede aplicar a otras clases de trabajo.
Con carácter específico, la psicología industrial se dedica al estudio y a las aplicaciones de la descripción del trabajo en sí (tareas u ocupaciones) y de sus modelos (organizaciones) a la conducta humana (fatiga), a la política laboral (desarrollo de carrera), a la teoría de los contenidos (motivación), a la teoría formal (selección), a los procedimientos (dirección por objetivos) o a las actitudes (códigos profesionales).
En conjunto, esto difícilmente se corresponde con una teoría general de psicología de T+O. Más bien nuestra ciencia es un conjunto variado de conocimientos a propósito de:
- subcampos específicos (ej.: el liderazgo), que comprenden una multitud de problemas y de conocimientos relevantes;
- temas principales (ej.: sueldo), con diferentes planteamientos de un mismo problema.
- problemas específicos (ej.: selección para puestos de trabajo administrativo), con un sólo planteamiento generalmente aceptado.
En orden sucesivo, la pregunta «¿cómo lo haces?» llega a ser incluso más relevante, Para responder a esta pregunta usamos algunos elementos accesorios: métodos, técnicas, procedimientos, instrumentos...
• Procedimientos: Proporcionan reglas generales sobre cómo manejar un determinado tipo de tarea mientras se reconoce que cada problema también tiene algunas características particulares que requieren una consideración individual (ej.: solucionar conflictos personales o dar recomendaciones sobre la mejor manera de introducir nuevas tecnologías).
• Métodos: Proporcionan reglas generales para el tratamiento de un tipo específico de problemas que frecuentemente se presentan de forma similar (ej.: describir puestos de trabajo o fijar objetivos de producción).
• Técnicas: Facilitan un acercamiento estandarizado a una clase específica de problemas (ej.: clasificación de puestos o una selección de ingenieros).
• Instrumentos: Son herramientas estandarizadas de uso general, pero que cada vez están más perfeccionadas y especializadas en tareas específicas (ej.: cuestionarios, tests, estadísticas, tablas y diagramas).
La mayor parte de la calidad de nuestro trabajo depende de la calidad de nuestros instrumentos, pero si no hay ninguno disponible en ese momento habrá que improvisar las herramientas.
Traduciendo estos comentarios a términos educativos, hemos de plantearnos las siguientes preguntas:
- ¿Qué necesitamos saber o enseñar de la psicología en general?
- ¿Qué necesitamos saber de la psicología del T+O?: ¿Conocerla globalmente o en detalle? («Conocer» incluye la habilidad de manejar o de aplicar métodos, etc.).
- ¿Parcialmente la formación práctica podrá y deberá ser impartida en la Universidad? ¿O es mejor que se obtenga esa formación en el puesto de trabajo?
- Respecto a la formación de los profesionales, ¿cómo se conseguirá su puesta al día? ¿Podrá hacerse a través de estudios autodidactas o bien participando en algún tipo de enseñanza reglada?
En respuesta a estas preguntas haremos uso frecuente de dos conceptos: «Objetivos de educación» y «dedicación al estudio».
Objetivos
Los objetivos de educación específica se refieren a los resultados esperados o deseables que se pueden establecer en términos que les permita ser definidos operacionalmente y que sean susceptibles de ser medidos a través de tests o exámenes educativos. Para definir los objetivos normalmente se comienza con un planteamiento general para después pasar a detallarlos hasta que alcanzan el nivel en el que es posible su operacionalización.
Normalmente no sería capaz de ser tan específico no sólo por el limitado espacio disponible en esta exposición, sino también porque a menudo significa entrar en consideraciones nacionales o locales. Desde una perspectiva global la pregunta que se plantea es la siguiente: ¿cuáles son los objetivos de una educación universitaria para psicólogos del T+O? Ellos tienen que...
«... Tener un conocimiento de psicología general comparable con lo que se espera de cualquier psicólogo con una educación universitaria».
Esto se refiere al programa que es obligatorio para' todos los estudiantes de psicología, lo que normalmente incluye: Psicofisiología, Funciones Psicológicas (Teoría del aprendizaje, percepción, emoción y motivación), Psicología Social, Psicología Diferencial, Personalidad, Psicología Evolutiva y Psicopatología, así como elementos de estadística, uso de ordenadores, Psicología Experimenta¡ y Psicometría.
... Estar familiarizado con todo el cuerpo de conocimiento en el campo de la psicología del T+ O tal y como se presenta en los principales manuales de este campo».
Esto también implica familiarizarse con las principales revistas profesionales en este campo y tener por lo menos habilidades básicas en el manejo de técnicas que normalmente se aplican en grandes áreas de la profesión: entrevistas, técnicas interactivas (ej.: orientación vocacional en los colegios), tests y exámenes psicodiagnósticos.
«... Tener -en una o en más partes de este campo-- una especialización profesional suficientemente amplia y un conocimiento detallado al nivel requerido para manejar o resolver problemas que se presenten con frecuencia en la práctica.»
«Suficientemente amplio» también reconoce las diferencias que existen en el grado de especialización que se puede dar a nivel nacional. Generalmente hablando, el producto del tamaño de los subcampos y el grado de conocimiento especializado requerido serán aproximadamente una constante.
En estos campos el estudiante tendrá que familiarizarse con la psicología del T+O a través de los manuales y también a través del estudio de publicaciones originales. Cuando esté terminando sus estudios universitarios, al estudiante se le hará una prueba final que consistirá normalmente en un caso práctico, para cuya resolución tendrá que mostrar que posee dominio suficiente de la Psicología Industrial para los requerimientos que le plantee un trabajo profesional.
«... Estar familiarizado, tanto en la teoría como en la Práctica, con la aplicación de los procedimientos, métodos y técnicas que son de uso habitual en el campo de la especialización.»
Ello implica una formación continuada en las habilidades de ayuda pertinentes que se propiciarán hasta el momento en que puedan ser aplicadas a situaciones complejas. Sin embargo, se supone que en los primeros años de práctica profesional éstas serán empleadas en estrecha cooperación con un colega de mayor experiencia que estén dispuesto a proporcionar supervisión.
«...Ser lo suficientemente diestro en el manejo de los instrumentos de uso común en la especialidad.»
Esto se refiere al conocimiento y uso adecuado de los tests y otros instrumentos, porque en, la práctica los requisitos pueden diferir mucho de la teoría.
«...Tener, al menos, una mínima capacidad para analizar los problemas que se presenten con frecuencia en la práctica y ser capaces de desarrollar propuestas adecuadas para solucionarlas.»
Esto implica que el estudiante, bajo supervisión, se haya enfrentado a tareas prácticas, se le haya enseñado a conocer la naturaleza de los problemas y de las consecuencias que conllevan.
Significa también que el estudiante ha aprendido cómo se pueden solucionar tales problemas, como pueden ser manejados o resueltos y que es capaz de aplicar este conocimiento a problemas concretos no demasiados complejos.
Esencialmente esto se refiere a la capacidad que tiene el estudiante para resolver estos problemas que ha tenido que desarrollar en relación con situaciones específicas.
«... Ser capaz de llevar a cabo, principalmente, propuestas de acción (normalmente en un formato enmendable), en sintonía con las normas del código profesional».
Para cumplir este propósito, el estudiante debe haber realizado un número de tareas prácticas, al principio bajo la dirección de un profesor, y después con una supervisión gradualmente menor, mostrando que ha alcanzado un nivel aceptable de competencia profesional inicial. Es muy importante que el estudiante se muestre capaz de reconocer las limitaciones de la responsabilidad social y moral relativas al bienestar de las personas y de los sistemas con los que está tratando, y que están implicados en su trabajo.
«Ser capaz de informar (de manera comprensible para los no psicólogos) de los resultados de las tareas profesionales».
La característica esencial de los psicólogos del trabajo y organización, quizá más que en cualquier otro tipo de psicólogos, es que han de trabajar en frecuente interacción con personas (profanas en la materia y especialistas de profesiones no psicológicas) que no están familiarizadas ni con la terminología ni con los enfoques psicológicos.
Por esta razón, un psicólogo industrial debe ser capaz de presentar puntos de vista psicológicos, tanto en general como en los problemas concretos, de tal modo que resulte inteligible a esas otras personas, pero haciéndolo de la forma más cauta posible.
«... Tener la actitud y el nivel educativo apropiado para ser capaz de desarrollar con mayor amplitud sus cualidades profesionales, en primer lugar a través del aprendizaje por la experiencia y con los contactos con colegas, y en segundo lugar a través de un continuo estudio y participación en algún tipo de educación continua.»
La psicología industrial, como otros muchos sectores de la psicología, es un campo en rápido desarrollo. La formación universitaria debe proveer al estudiante con bases suficientes para que sea capaz -por lo menos en el terreno de su especialidad- de mantenerse al corriente de los principales desarrollos a través de sus lecturas y estudios. Para ello, el estudiante debe adoptar determinadas actitudes durante el estudio de una materia y también debe considerar necesario el participar -a intervalos regulares- en actividades formativas con el fin de adquirir nuevos conocimientos especializados y las habilidades suficientes para el manejo de nuevas técnicas, métodos e instrumentos, si lo estima necesario. También debe tener en cuenta que acudir a reuniones y conferencias no sólo es importante para mejorar su nivel competitivo, sino que le puede servir para relacionarse con sus compañeros, lo que puede ser incluso más importante para la calidad de su trabajo.
«... Es conveniente también que sea capaz de hacer una investigación, por ejemplo, evaluando su propia labor, y que sea capaz de cooperar con investigadores en estudios amplios sobre problemas prácticos y en el desarrollo de nuevos métodos e instrumentos».
El psicólogo medio no es un investigador y uno debe aceptar que hay buenos profesionales que se muestran poco dispuestos a participar, aunque sólo sea incidentalmente, en la investigación. En las grandes empresas los aspectos de investigación normalmente están asignados a miembros especiales de la plantilla (staff). Uno también debe reconocer que si no se aplica en la práctica la formación básica en investigación, que normalmente forma parte de los estudios universitarios en psicología, puede quedarse pronto anticuada o resultar obsoleta. A pesar de esto, es conveniente que el psicólogo industrial en prácticas se interese lo suficiente por la investigación, preparándose para prestar su ayuda cuando lo crea conveniente o cuando se le requiera para ello.
«... Es aconsejable que sea capaz de cooperar con expertos de otras profesiones que estén también comprometidos en el terreno de los problemas del trabajo y de la empresa».
No todas las personas tienen que trabajar en un ámbito multidisciplinario, pero aquellas que lo hacen deben ser capaces de interactuar a nivel profesional con otros expertos. Se precisa, pues, tener un conocimiento práctico de las maneras de abordar un problema, del lenguaje profesional y contar con unas competencias especiales. Incluso aquellos que no trabajan en un ámbito similar deberían tener la capacidad de reconocer cuándo y a quién se le debe remitir un caso si se precisa la ayuda de un especialista de otra profesión.
Dado que existe un grado considerable de solapamiento entre las profesiones comprometidas en este campo, es también conveniente -por esta razón- que cualquier psicólogo industrial tenga al menos unas nociones elementales de las ciencias relacionadas con su campo. Así, los psicólogos del trabajo y las organizaciones que trabajan en niveles profesionales elevados reconocerán la importancia del «conocimiento interdisciplinario».
No obstante, y dado el limitado tiempo disponible incluso para la formación como psicólogo, la Universidad puede que tenga que circunscribirse a dirigir la atención de los estudiantes hacia estas áreas y destacar su importancia en el contexto de la formación de postgrado.
Sin embargo, se prolongaría tanto el asunto que fácilmente podría dar la impresión de ser excesivo para una educación universitaria. Debe quedar bien claro que no es este el caso. Todo lo anteriormente comentado no se refiere a un experto profesional altamente sofisticado, sino al joven inexperto que todos hemos sido alguna vez; es decir, al Psicólogo principiante que aún tiene mucho que aprender y que, por ello, debería estar dispuesto a fijarse más en sus colegas veteranos.
Dedicación
Ya he indicado brevemente que también necesitamos otro concepto, que yo llamo «dedicación al estudio»: se refiere a la cantidad de tiempo que el estudiante tiene que dedicar con vistas a alcanzar cada objetivo por separado. Doy por sentado que el acceso a unos estudios universitarios se basa en una serie de requisitos con respecto a una educación previa, a un nivel que supone el haber completado alguna modalidad de educación secundaria.
Por el conocimiento que tengo del tema he de decir que este nivel no varía en gran medida, a pesar de que existen diferencias considerables entre los distintos sistemas educativos nacionales.
En base a esto podernos pasar ahora a definir el concepto de «dedicación al estudio».
La «dedicación al estudio» de una parte cualquiera del currículum es igual al tiempo que un estudiante medio necesita para cumplir todas las obligaciones relacionadas con un objetivo dado. Esto incluye el tiempo empleado asistiendo a clase y participando en ejercicios prácticos, así como el tiempo que necesita para preparación de exámenes, lecturas complementarias y la realización de trabajos escritos.
Para cuantificarlo, en Holanda usamos como medida el tiempo requerido por un estudiante medio y como unidad un período de cuarenta horas (una semana laboral). Llamamos a este unidad un «punto de estudio». Comparado con el sistema de créditos, la diferencia consiste en que un «punto de estudio» es generalmente usado como una unidad en los planes de carrera (Curriculum Vitae).
La carga de estudio del currículum entero tiene un valor fijo y a través de la asignación de «puntos de estudio» es posible especificar o aquilatar un programa según sus correspondientes exigencias de estudio. Evidentemente después de que se haya establecido la «dedicación al estudio» de una asignatura, también se puede premiar al estudiante que haya completado esta asignatura con un número equivalente de créditos.
No voy a entrar en detalle sobre la técnica para establecer la «dedicación al estudio» de una asignatura dada, aunque en el caso de asignaturas de nueva creación al principio nos tenemos que contentar con un valor estimado que después se puede revisar observando el progreso del estudiante.
No es especialmente necesario tomar como norma la realización del estudiante medio en un número dado de horas, ni tampoco fijar el valor temporal de la unidad en cuarenta horas.
Cualquier definición operacional dada será válida en tanto en cuanto se tenga en consideración que por razones prácticas sea aconsejable emplear una unidad de tiempo que no sea muy pequeña -porque los errores disminuyen con el tamaño de la unidad-, ni debe ser tan grande que dificulte la atribución de diferentes «dedicaciones al estudio» a sujetos distintos.
Si atendemos a la «dedicación al estudio» total, es de esperar que habrá diferencias internacionales considerables por varias razones relativas, por ejemplo, a:
- diferencias en los sistemas educativos. anualmente,
- diferentes puntos de vista acerca del número de horas que se espera que un estudiante dedique a sus estudios anualmente, anualmente,
- diferencias locales en la práctica psicológica, especialmente en el grado de especialización; anualmente,
- disponibilidad de posibilidades para supervisar la formación en el trabajo, anualmente,
- oportunidades para una educación continuada.
Con reservas en estos aspectos se puede dar una indicación sobre la «dedicación al estudio» de partes diferentes de un C.V. que aspire a una licenciatura en psicología, con la especialidad de psicología del trabajo y de las organizaciones y, preferiblemente, con algún tipo de especialización avanzada en una parte de este área.
A propósito de esto daré valores mayores y menores que indican -en mi opinión- el margen más deseable de la «dedicación al estudio» asignable a ciertas partes principales del C.V. que ya han sido indicadas previamente. Se supone que una Universidad que asigna gran cantidad de «dedicación al estudio» a cualquier materia dada, también asignará grandes «dedicaciones al estudio» a otras materias. No obstante, no siempre significa que una gran dedicación en una parte será compensada por una menor dedicación en otras. Recalco que para ser concreto usaré la unidad con la que estoy familiarizado, por ejemplo, el «punto de estudio», que es equivalente a los logros esperados de un estudiante medio en cuarenta horas de trabajo.
Los Programas
Programa básico en psicología. Por ejemplo: asignaturas qué deberán ser estudiadas por todos los estudiantes de Psicología General, como ya he dicho anteriormente: Psicofisiología, Aprendizaje, Percepción, Emoción y Motivación, Psicología Social, Evolutiva, Personalidad, Psicología Diferencial, Psicodiagnóstico, Psicopatología, Estadística, Proceso de Datos, Métodos de Investigación y Psicometría. Un total de 70-100 unidades (aproximadamente el equivalente a cuatro o cinco semestres).
Programa básico en psicología del trabajo y de las organizaciones. Es decir, asignaturas que han de ser escogidas por todo estudiante interesado en especializarse en el área de la Psicología Industrial: cursos de especialización en Psicología Social, Sociología y Economía, Teoría de la Motivación y de la Satisfacción. Si en el curso básico inicial algunas opciones han sido ya escogidas o requeridas para el estudio complementario de otras materias, se podrán escoger: Teoría de Sistemas, Psicología General del Trabajo y las Organizaciones, Psicología Organizacional, Teoría del Liderazgo, Ergonomía, Análisis y Descripción de Puestos de Trabajo, Selección, Formación, Desarrollo de Carreras, Salud e Higiene en el Trabajo, Introducción a la Práctica en la Aplicación de Tests, Entrevistas, Counseling o Asesoramiento y un período corto de experiencia laboral. Un total importante de 30-40 unidades (aproximadamente dos semestres).
Programa avanzado en psicología del trabajo y las organizaciones. Es decir, que el estudiante se especialice en algunas áreas del campo de la psicología del trabajo y las organizaciones, escogidas entre las opciones que ofrece la Universidad: estudios superiores en estas materias y temas auxiliares o necesarios con la oportunidad de centrarse en la investigación o en la práctica durante un período limitado (de aproximadamente dos o tres meses) de experiencia laboral en algún tipo de servicio psicológico; formación superior tanto en métodos de investigación y en materias relacionadas, como en destrezas que sean particularmente relevantes para la parte del campo elegida (lo que hace un total entre 20 y 40 unidades, aproximadamente de la de dos semestres).
Programa individual. Consiste en trabajos individuales que se le asignan al estudiante para que los realice bajo la dirección de profesores o de un supervisor externo: lecturas específicas y avanzadas (de acuerdo con las especialidades individuales) dirigidas a la realización de trabajos o tesinas; que participe temporalmente o bien en una investigación o bien en la práctica profesional con vistas a elaborar una tesina. Un total de 20 a 40 unidades (aproximadamente uno o dos semestres).
El programa total cubrirá probablemente de ocho a diez semestres si en su totalidad se ofrece bajo la forma de educación universitaria. Pero si se tiene la posibilidad de hacer un contrato en prácticas y cursos de formación postlicenciatura será factible el que la formación universitaria tenga una duración ligeramente más corta.
Por otra parte, un programa con una dedicación al estudio de! más de cinco años, en mi opinión, sólo está indicado para propósitos especiales; por ejemplo, para una formación especial en investigación (normalmente dirigida a una tesis doctoral), o para una formación en técnicas especiales relativas a la psicoterapia, con vistas a ser usadas en situaciones altamente conflictivas.
De otro modo es preciso recordar que también en la educación rige la ley de la extinción de la respuesta y que después de unos cuatro o cinco años el estudiante, generalmente, ha alcanzado un punto en el cual puede aprender mucho más en un trabajo responsable que en todo un año de Universidad.
Puntualizando, diré que en este programa básico un gran número de países europeos coincidirán en los programas de formación que en una primera aproximación pueden ser considerados equivalentes; por ejemplo, estarán de acuerdo en los objetivos principales y aproximadamente en la dedicación al estudio de los universitarios de psicología industrial. Probablemente, incluso, la operativización en detalle de los requisitos no mostrará diferencias esenciales. Si esto es verdad podría conducir a una armonización gradual de los programas y a continuas interacciones entre profesores de distintos países.
Esto es especialmente importante porque la psicología industrial como ya he apuntado anteriormente, es un campo en continuo desarrollo. Esto tiene consecuencias posibles para todas las partes del currículum, no sólo aquellas que son específicamente relativas a la psicología del trabajo y de las organizaciones, sino también para una óptima formación básica en psicología. Podríamos ayudarnos unos a otros poniéndonos al día en estos desarrollos, ajustando nuestros programas a los suyos.
Soy consciente de la posibilidad que tiene la psicología industrial para que no sólo pueda ser percibido como una manifestación particular de la ciencia psicológica, sino también como una parte de las ciencias industriales y empresariales.
Este tipo de acercamiento nos puede conducir a un modelo de formación completamente distinto, de algún modo comparable a los usados en las facultades de medicina.
En este modelo el estudiante realiza una introducción en varias ciencias importantes para una pertinente práctica profesional tales como: Psicología, Sociología y Economía. Sin embargo, la cantidad de estudio de la disciplina principal se tendrá que distribuir sobre estas tres materias, porque de lo contrario dicha cantidad de estudio sería enorme. De este modo cada una de ellas se distribuye en una parte comparativamente similar.
También formarán parte del C.V. otras materias; por ejemplo, cursos en el área de la ingeniería o de la medicina y estudios empresariales. Así, la psicología del trabajo y las organizaciones se puede constituir en una opción de especialización en la última parte de este programa. Y ahora se tendrá que estudiar basándose menos en la teoría psicológica general de lo que se hacía antes.
Desde el punto de vista de la genuina y ortodoxa Psicología, esto, naturalmente, es poco menos que un sacrilegio. Pero no hace tanto tiempo que aquí ya había unos métodos y un cuerpo de conocimiento propios y específicos de la psicología del trabajo y las organizaciones, donde los lazos con la psicología general distaban de ser fuertes. E incluso ahora, muy a menudo, muchos colegas y estudiantes nos perciben como distantes y extraños.
Asistimos a un cambio gradual. De hecho algunas partes de la Psicología Industrial (especialmente aquellas que se centran en las personas tratadas de forma individual) requieren tener un contacto muy directo con el amplio campo de la Psicología General. Pero también es verdad que en nuestra área, donde estamos tratando con problemas a un nivel más alto de complejidad interdisciplinaria, las relaciones con la Psicología General son más tenues. Sin embargo, es cierto que no estamos ausentes, puesto que algunos Psicólogos organizacionales precisan estar debidamente familiarizados con, por ejemplo, los desarrollos en el campo de la Psicología Social. Pero se presenta la duda de saber si uno ha estudiado Psicología como un todo con vistas a alcanzar esta familiaridad.
Por lo tanto, no es del todo imposible defender la idea de que el tiempo necesario para dominar el programa básico de Psicología podría ser mejor aprovechado si dispusiese de fundamentos muchos más amplios que incorporasen por lo menos elementos de psicología, sociología y economía. Apoyando esta idea, estoy más o menos haciendo de abogado del, diablo, porque sentimentalmente soy un psicólogo con clara preferencia por la aproximación a la psicología del trabajo y las organizaciones desde la Psicología General.
Pero racionalmente comprendo el otro punto de vista e, incluso, le concedo cierto valor.
Sin embargo, en mi opinión, este camino hacia la psicología industrial a través de estudios empresariales o, incluso, de la ingeniería o la medicina, se está convirtiendo cada vez más en algo del pasado desde que la psicología del trabajo y las organizaciones se está constituyendo en una parte integrada de la Psicología. Esto se debe a los siguientes aspectos: el crecimiento de las Universidades, el estudio de la Psicología como ciencia independiente en los estudios académicos, el desarrollo de la Psicología como ciencia, el crecimiento y diversificación de la Psicología Aplicada, la toma de posición en el campo de la Psicología Industrial y el reconocimiento social del psicólogo como profesional con propia identidad y entidad. Cada uno de estos puntos representa una tendencia hacia una creciente «psicologización» de nuestro campo. Las consecuencias evidentes, derivadas del programa de formación, son las siguientes:
A grosso modo, es un hecho el que la educación universitaria tiene una duración de cierto número de años o semestres. Esto significa que hay sólo una cierta cantidad disponible de unidades de carga de estudio que tienen que ser distribuidas a lo largo del total del programa. Si se destinan a materias no psicológicas gran cantidad de unidades se hará a costa de la base psicológica que tendrá el estudiante.
Mientras los estudios actuales aún mantienen esta formación a nivel superficial, progresivamente vamos a empezar a sentir los efectos. Será difícil adquirir en último momento los conocimientos básicos y las destrezas que no han formado parte de la formación universitaria.
Sólo sobre la base de unos fundamentos sólidos en Psicología General es posible recurrir a estrategias o enfoques hasta ahora inusuales para abordar los problemas con los que se enfrenta la psicología del trabajo y las organizaciones. Creo que esto es un argumento sólido a favor de dar una formación básica de psicólogos, si bien sólo será posible hacerlo a costa de eliminar otras materias.
Así, el precio que deberemos pagar cuando la psicología crezca y se amplíe será que su base (que normalmente se sustenta en otros estudios) disminuya progresivamente y al final resulte muy empobrecida. Cuando se alcanza ese nivel es mejor abandonar la formación en Psicología Industrial como parte de programas amplios y reconocer su identidad separada.
Generalmente hablando, esto es acorde con la tendencia hacia una diferenciación creciente dentro y entre las ciencias. Más específicamente, esta tendencia también se dirige hacia el reconocimiento de la Psicología como poseedora de su propio campo de competencia, y el siguiente paso se dirige al reconocimiento de un campo propio, el de la Psicología Industrial. Así pues, la tendencia inmediata continúa en la dirección de las especializaciones, donde cada una de ellas tendrá un cuerpo de conocimientos y unas competencias suficientes para garantizarles el que puedan tener una existencia separada.
Por ello, en un primer paso uno puede distinguir la Psicología del Trabajo de la Psicología de las Organizaciones, pero también tenemos especialistas en formación y desarrollo empresarial, en ergonomía, salud e higiene en el trabajo, selección y los aspectos psicológicos de la consultaría empresarial y en las conductas del consumidor (por nombrar unas pocas).
Actualmente, puede haber tantos buenos argumentos en favor de esta posición (aunque no se esté de acuerdo con ella) que la formación de los Psicólogos del Trabajo y las Organizaciones, a través de la formación en estudios empresariales, aún valga la pena. Generalmente uno puede estar de acuerdo con que esta formación tiene la ventaja de enseñar a la gente a tratar con problemas empresariales como un todo y no sólo desde la restringida óptica psicológica. Sin embargo, espero haber dado bastantes argumentos que muestren las ventajas, si no la necesidad, de que los Psicólogos realicen un acercamiento a la Psicología Industrial (si apuntamos tan alto como sea posible a un nivel de competencia profesional).
Todo estudiante de psicología debe participar en ciertas experiencias de laboratorio o investigaciones sencillas: son experiencias que han de dar alguna formación básica en habilidades especialmente en entrevistas interacción socioemocional y test en lo que se refiere a la psicología del trabajo).
Momento de la especialización
El siguiente asunto a tratar es cómo alcanzar de la mejor manera este nivel alto. ¿Deberíamos dirigirnos hacia la elección de una especialización temprana? O ¿sería preferible escoger una formación lo más general posible? Evidentemente este es un asunto que se plantea dos veces:
- la primera, en el nivel de la introducción básica en psicología general para determinar el punto en el cual empezamos a establecer diferencias; y
- la segunda, cuando tenernos que decidir dónde y cómo dividir en especialidades los programas de psicología del trabajo y las organizaciones.
No soy muy partidario, por sus consecuencias negativas, de una formación psicológica de amplío espectro. Considero oportuna la siguiente distribución:
- 50 por 100 del tiempo disponible dedicado a formarse en las asignaturas troncales que definen el título de licenciado en psicología;
- 25 por 100 a formarse en psicología del trabajo y de las organizaciones desde una perspectiva globalizadora;
- 12 por 100 a formarse en una modalidad concreta de intervención o una especialidad dada en psicología del trabajo y de las organizaciones;
- 13 por 100 a realizar proyectos y cometidos individuales.
En el transcurso de los años he visto varios modos de organizar el estudio de la psicología. Antes de la guerra, el cuerpo de conocimiento de la psicología en curso estaba todavía tan limitado que el programa (para los pocos estudiantes que lo escogían) tenía que ser siempre el mismo.
Inmediatamente después de la guerra se planteó una dicotomía por la cual un programa se centraba en la teoría e investigación y otro hacía mayor hincapié en las aplicaciones y en el entrenamiento en ciertas habilidades, especialmente para la realización de pruebas.
Sin embargo, estas son cosas del pasado, no siendo probable que volvamos a modelos tan simples.
Hacia 1960 comenzó a estar fuera de duda que el horizonte (tanto de la Psicología como ciencia, así como de las posibilidades para hacer uso práctico de ella) era tan amplío que se requería una diferenciación más profunda.
Por lo menos en mi país, a comienzo de los sesenta (años en los que el dinero y los puestos de trabajo abundaban) hubo una rápida transición hacia un modelo que se caracterizaba por tener un grado muy alto de especialización casi desde el inicio mismo de la carrera.
Después de participar en un programa básico de corta duración, los estudiantes tenían que elegir entre un gran número de opciones (por lo menos entre unas 10 corrientes principales, sin contar subdivisiones), donde cada una de ellas correspondía a un campo especial tanto de teoría como de formulación. La Psicología Industrial era una de ellas; pero después de una introducción se establecían nuevas distinciones: Psicología organizacional, Psicología del personal y Psicología vocacíonal. El efecto, sobre el departamento en su conjunto fue perjudicial: toda coherencia se perdió, y los equipos de un programa tendieron a convertirse en departamentos estancos.
Afortunadamente este desarrollo se detuvo finalmente. Por una parte, porque la revolución académica a finales de los sesenta presionó hacia una mayor integración, y por otra parte, porque los contratiempos económicos de los años setenta nos forzaron a reconsiderar la situación.
Volviendo a mirar a ese período de extrema especialización, opino que las corrientes más fuertes vinieron principalmente de los intereses privados y de los miembros staff de la plantilla que habían llegado a una amplia especialización en sus campos de actividad y que quisieron convalidarlo en la Universidad. Sin embargo, esto iba en contra de los intereses de los estudiantes, aunque muchos de ellos no eran conscientes de este hecho en aquel momento.
En términos generales, la elección excesivamente prematura de la especialización suscita en la gente estrechez de miras y ridigez mental, con lo que se acostumbran a pensar y a actuar en los límites de un conocimiento restringido a la especialidad (lo que resulta relevante para un campo particular), sin tener en cuenta los desarrollos en otros campos de la Psicología. Por tanto, carecen de la más amplia base que resulta de gran importancia para ser capaces de seguir, apreciar y asimilar nuevos desarrollos. Incluso en su propio campo tendrán a atarse de manos y pies prematuramente.
Debido a mi experiencia con modelos muy diferentes de formación, me gustaría avanzar la idea según la cual en una tesitura dada (según los objetivos y según la dedicación al estudio) el objetivo de la formación debería ser dar a los estudiantes, en la medida de lo posible, la base para una mayor diferencíación. En otras palabras: si uno tiene la opción de elegir entre más amplitud o más profundidad, nueve de cada diez veces daría preferencia a la amplitud. La décima vez sería cuando se ha alcanzado el nivel en el que se está en peligro de perder contacto con el estado actual de la técnica o a los conocimientos.
El grado de especialización en cualquier programa académico depende mucho del sentido de la proporción canto en la teoría como en la práctica. Pero, aún reconociendo esto, tenemos que decidir el nivel de especialización; así, en el programa universitario sólo deberíamos dedicarnos a materias específicas o a la formación en habilidades especiales el tiempo que sea requerido para mantener el contacto con la práctica profesional, tal y como existe en el país, y no más.
Cualquier otra especialización puede ser desarrollada de una nueva manera mejor mediante la práctica.
Esto es importante no sólo para dar al estudiante una visión tan amplia de las oportunidades de trabajo como sea factible, sino también incluso para capacitarle en su continuo desarrollo.
Debería enfatizarse que esta porción no perjudica la calidad del programa. Al contrario: un programa que tiene como objetivo el permanecer en la máxima generalidad y durante el mayor tiempo posible, exige más a los estudiantes que un programa que presente una temprana especialización. Es un error creer que el especialista es siempre el único que está más cualificado. Naturalmente que existen especialistas de alto nivel, pero son los únicos que, además de tener una base tan extensa como los otros, han desarrollado habilidades especiales; por tanto, no son personas que sólo pueden hacer un tipo de trabajo.
Experiencia práctica
Como tema final haré algunas observaciones sobre el papel que tienen las habilidades prácticas y la experiencia en el programa de formación. Normalmente todo estudiante de psicología debe participar en ciertas experiencias de laboratorio e investigaciones sencillas; de ahí que al menos aquellas experiencias que se centran en psicología del trabajo y las organizaciones han de dar alguna formación básica en habilidades (especialmente en entrevistas, interacción socioemocional y tests). Considero que esto es evidente por sí mismo. Entonces, mi pregunta radica más bien en: ¿cuánto tiempo tiene el estudiante que estar dedicado a experiencias en el entorno laboral fuera del mundo universitario?
En mi departamento preferimos dar a los estudiantes, tan pronto como hayan decidido especializarse en Psicología Industrial, una oportunidad para familiarizarse un poco con la realidad del mundo del trabajo. No importa nada dónde consiga la experiencia, pudiendo ser tanto en un puesto de gestión administrativa como en una empresa muy pequeña. No participa en el trabajo real, pero realiza tareas que le obligan a centrarse en el puesto (es decir, trabajando fuera del organigrama o haciendo alguna descripción de puestos de trabajo sencilla). Esto capacita para «husmear» en el trabajo o, si se prefiere, «poner los pies en tierra».
No hay necesidad de asignarle mucha carga en la dedicación porque basta con uno o dos períodos (de dos semanas cada uno) para comprender mejor de qué se está hablando, puesto que este es el objetivo.
En una etapa posterior, el estudiante deberá participar durante algún tiempo en la práctica profesional. Esto sólo se debería hacer cuando el estudiante tuviese un cuerpo suficiente de conocimientos y habilidades para que se le asignara una tarea profesional bajo la dirección de un psicólogo avezado. Este último deberá ser lo suficientemente competente como para poder ayudar al estudiante a completar un análisis de problemas, a buscar posibles soluciones y también, si resulta pertinente, a ayudarle en su resolución.
Si hay problemas para localizar lugares donde realizar una experiencia laboral en un puesto de trabajo, tanto por el número de estudiantes como por las escasas oportunidades para una adecuada formación, una alternativa es usar la simulación práctica. Esto, de cualquier modo, es útil como soporte para la enseñanza. Quiero llamar la atención sobre lo deseable que resultaría la existencia de cooperación internacional en el desarrollo de modelos básicos para los problemas indicados, que de este modo podrían ser definidos de acuerdo con la situación nacional.
La duración de esta experiencia laboral debe ser, al menos suficiente para proveer al estudiante de una oportunidad para trabajar en una serie de problemas diferentes. Sin embargo, la duración prolongada de un período de este tipo, si bien le proporciona una mayor experiencia, también presenta algunos inconvenientes. El principal es que cuanto más largo sea el período, más difícil le resultará al estudiante volver a la Universidad y al punto en que se encontraba en su aprendizaje. También pesa sobre el tiempo de dedicación al estudio disponible y actúa en detrimento de otros objetivos. Considero que la longitud óptima media de este período es de dos a tres meses.
Es preciso indicar que este tipo de experiencia laboral es muy valiosa para todos los estudiantes de Psicología Industrial, especialmente para aquellos que se proponen seguir la carrera en investigación. Cualquiera que investigue en nuestro campo debería estar familiarizado con los problemas que se han de estudiar, porque no es suficiente únicamente hacer un muestreo.
Como se ha apuntado anteriormente, el estudiante debe haberse familiarizado suficientemente con la teoría principal de la psicología industrial y debe tener suficiente habilidad en él manejo de sus técnicas principales. Por otro lado, la experiencia no debe situarse en la última parte del estudio para que muestre su valor de pleno sustento a la teoría que se está enseñando. Así es aconsejable colocarla cerca del final del sexto semestre, en un curso de ocho semestres, o en el final del séptimo semestre, en un curso de diez semestres.
En la última parte de sus estudios universitarios al estudiante se le asignará una tarea con el fin de que realice un trabajo o una tesina relacionado con algún caso práctico. Con frecuencia también será preciso que trabaje en una situación real. Una vez más, la duración no debe ser muy prolongada, puesto que aquí la «ley de la extinción de respuesta» es también importante: uno o dos meses deben ser suficientes para reunir todo el material, tanto si la tarea consiste en una investigación como si consiste en una actuación profesional.
Sumando todos estos factores encontramos que las experiencias de trabajo combinadas no deben durar más de cuatro-seis meses. La longitud no está necesariamente relacionada con la duración del currículum, aunque lo cierto es que cuanto más largo sea el curriculum, mayor espacio habrá para incluir una extensa experiencia de trabajo.
En ningún caso podrán reconocer que mi posición en este tema es de algún modo comparable a la postura adoptada en el tema de la especialización frente a la generalización. La cantidad total de dedicación al estudio asignada a las experiencias de trabajo debe capacitar a los estudiantes en grado suficiente como para empezar a trabajar a nivel profesional, pero la experiencia del experto es mejor obtenerla en la práctica.