Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1989. Vol. (38).
ADOLFO HERNÁNDEZ
La amplitud de los temas a tratar en esta sección nos obliga, necesariamente, a no ser exhaustivos. Se pretende dar solamente una visión global, teórica y reflexiva por algunos autores, así como su realización práctica por otros, donde no pueden recogerse todas las experiencias de futuro que se están desarrollando ya en nuestro país. Ello ha hecho necesario que dejemos para un próximo número artículos de contenido tan sugerente como su título indica: «Opciones en el desarrollo de currícula en psicología del trabajo y de la organización», del doctor Sies Wiegersma, de la Universidad de Amsterdam. También dejamos para el próximo número una aportación práctica del doctor Luis Montero. Decano de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia, donde se da noticia de «Los cursos de postgrado de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia».
Los estudios universitarios de psicología en España tienen una corta historia, pudiéndose detectar en ésta tres etapas bastante bien diferenciadas.
La primera, que se extendió a lo largo de los años cincuenta y sesenta, supuso reiniciar los estudios de psicología tras el paréntesis de la guerra civil. Para ello, en 1953 se fundó en la Universidad Complutense la Escuela de Psicología, denominada de San Bernardo, por el lugar en el que se impartían las clases. Losa estudios se organizaban en dos cursos, siendo el primero de formación básica y el segundo de formación aplicada en las tres áreas clásicas de clínica, escolar e industrial. Se exigía poseer un título universitario superior para poder matricularse: derecho, medicina, economía, filosofía, etc. El promotor de la escuela fue José Germain, apoyado por su equipo de colaboradores: Yela, Pinillos, Mallart, etc. La primera promoción de estos diplomados salió en 1956 y se otorgó el diploma por curriculum, sin necesidad de cursar los estudios, a toda una serie de psicólogos que habían sido los fundadores de la escuela y que poseían méritos relevantes en aquellas fechas.
Ya en los años sesenta aparecieron otras escuelas, en particular en Barcelona, donde Siguán fundó una en que se podía acceder a las especialidades de industrial y educativa, y Obiols Vié, en el Hospital Clínico, fundó otra para formar a psicólogos clínicos.
Se fundaron también la Escuela de Psicología de la Pontificia de Salamanca, y la de Deusto, en Bilbao, sólo para psicólogos industriales.
La Escuela de Madrid dejó de admitir matrículas de no psicólogos, suprimiendo por ello el primer curso en 1974 como consecuencia de la presión de los estudiantes. Finalmente este curso 1989-90 supondrá el cierre definitivo de dicha escuela.
El título de diplomado de la escuela, si bien oficial, era cualitativamente diferente del de licenciado. Mientras éste habilita par el ejercicio de la profesión de la que se trate, el de diplomado no. Más aún, una vez fundados los estudios de licenciatura, los diplomados pidieron la convalidación de sus estudios con los de licenciado y el Ministerio de Educación y Ciencia contestó que sólo era posible una convalidación parcial, dada la mayor amplitud del curriculum de licenciatura.
Bien, en esos años 1956-1974 fueron unos 2.500 los diplomados de la Escuela de San Bernardo.
La segunda etapa comenzó el curso 1968-69, en el que se implantó en las Universidades Complutense y Barcelona Central, la Sección de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras. Los estudios de cinco años tenían dos años comunes (historia, lengua y literatura española, latín y griego, arte, geografía, etc.) y tres específicos. La primera promoción terminó en 1971.
Esta etapa, que se desarrolló en la década de los setenta, tuvo como principal característica la extensión indiscriminada de los estudios por toda la geografía nacional. A las dos citadas se fueron añadiendo Santiago, Sevilla, Granada, Barcelona Autónoma, Madrid Autónoma, Salamanca Civil y Pontificia, La Laguna, Valencia, Murcia, Oviedo, UNED, Baleares, etc.
Que en la mitad de la década las Facultades de Filosofía y Letras se subdividieron en tres, quedando Psicología junto a Filosofía y Pedagogía en la nueva Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, no supuso un camino radical en los planes de estudio, si bien el primer ciclo común pasó a ser de tres años, cosa que no pasaba en los dos primeros años de Filosofía y Letras.
La consecuencia de esa explosión no planificada fue que entre 1971 y 1981 se estima que terminarán sus estudios 20.000 licenciados.
La tercera etapa, la de los ochenta, se caracteriza por la aparición de las Facultades de Psicología. Por Real Decreto 1652/1979, de 25 de mayo, se constituyen Facultades de Psicología, integrada en principio por los Departamentos de Psicología General, Psicología Experimental, Psicología Evolutiva y Diferencial y Psicología Fisiológica.
Hay que recordar que si el Decreto es de 25 de mayo de 1979, la Ley de Creación del Colegio Oficial de Psicólogos es de 31 de diciembre de 1979. Es decir, Facultad de Psicología independiente y Colegio propio han sido objetivos interdependientes, en los que cada uno ha sido causa y consecuencia del otro.
El paso de sección a facultad no era automático, sino que se requería petición de la facultad, acuerdo de la Junta de Gobierno de la Universidad y finalmente acuerdo del Consejo de Universidades. Hasta el momento han conseguido el estatus de Facultad de Psicología: Complutense, UNED, Autónoma de Madrid, Barcelona Central y Valencia.
Según nuestras informaciones, otras muchas Secciones de Psicología han solicitado su transformación en facultad, pero son las Juntas de Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación las que no aprueban dicha solicitud, ya que sin psicología las facultades de Filosofía y Ciencias de la Educación se quedarían casi sin matrícula, lo que cuestionaría su propia viabilidad.
Los años ochenta constituyen una etapa también crucial de redefinición del marco legal y organizativo de las universidades.
Tras varios intentos fracasados se publicaba en el «BOE» de 1 de septiembre de 1983 la Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, de Reforma Universitaria.
Tras la promulgación de la LRU se suceden diversas disposiciones, si bien vamos a comentar especialmente cuatro de ellas:
• Se organizan los antiguos departamentos en áreas de conocimiento, según diversos parámetros quedando psicología subdividida en seis áreas.
1. Metodología de las ciencias del comportamiento.
2. Psicobiología
3. Psicología básica.
4. Psicología evolutiva y de la educación.
5. Psicología social.
6. Personalidad, evaluación y tratamientos psicológicos.
Estas áreas pueden ser o son interfacultativas, en la medida en que se requieren unos determinados volúmenes de profesorado, en particular funcionario, entre otros requisitos.
• Se produjo una masiva funcionarización de los PNN mediante las pruebas de idoneidad. Estas fueron particularmente conflictivas en el caso de psicología (ver «Papeles», números 16-17, de noviembre de 1984, pp. 65 a 72). En la mayor parte de los tribunales no se valoró la experiencia profesional, marcando, pro tanto, una nítida separación entre lo académico y lo profesional, primando la experiencia estrictamente académica, incluso en áreas aplicadas. Las consecuencias negativas de dichos criterios de selección son evidentes.
• Se reguló el tercer ciclo, estudios conducentes al doctorado y/o a la especialización. En relación a dicho tema se celebró del 5 al 7 de junio de 1984 un seminario sobre el «Tercer ciclo universitario y la formación de los psicólogos», organizado por la SEP, con la colaboración del colegio y las facultades. Parte de los materiales y las conclusiones se recogieron en «Papeles», números 16-17, de noviembre de 1984, pp. 55 a 64. Las conclusiones nos parecen de todo punto pertinentes y actuales.
• Por sendos Reales Decretos -uno el 1496/1987, de 6 de noviembre, sobre obtención, expedición y homologación de títulos universitarios, y el otro, 1497/1987, de 27 de noviembre, por el que se establecen directrices generales comunes de los planes de estudio de los títulos universitarios de carácter oficial y validez en todo el territorio nacional-, se pone en marcha el complejo dispositivo para reformar y actualizar el catálogo general de títulos universitarios de grado medio y superior.
Como consecuencia de lo anterior, estaríamos a punto de entrar en una cuarta etapa, la de los noventa, que estamos en este momento ayudando a diseñar y regular.
Consejo de Universidades, Grupo XI
Para poner en marcha el replanteamiento general de la oferta universitaria, el Consejo de Universidades organizó una serie de grupos de trabajo, siendo el XI el que incorporó psicología. Junto a psicología, en dicho grupo estaba sociología, ciencias de la información y trabajo social. El presidente del grupo era Salvador Giner (sociólogo) y el secretario Florencio Jiménez Burillo (psicólogo). En la práctica cada uno de los cuatro subgrupos funcionó con casi total autonomía.
La composición del grupo de psicología fue la siguiente: Florencio Jiménez Burillo, Antonio Caparrós, Manuel de Vega, Jaime Vila, Carlos Castilla del Pino, Juan del Val y Adolfo Hernández (en representación del COP).
La propia composición del grupo de trabajo fue contestada, ya que no había nadie vinculado a las áreas de Psicología y Metodología de las Ciencias del Comportamiento y desde Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos se cuestionó la presencia de Castilla de Pino por su condición de psiquiatría. En cualquier caso el Consejo de Universidades no quería un grupo de trabajo representativo en cuanto elegido, sino de expertos, con cierta solvencia técnica o profesional.
Como representante de Colegio he de manifestar que en todo momento la dinámica del grupo fue positiva y que en general las posiciones colegiales fueron bastante tenidas en cuenta. El profesor Castilla del Pino no pudo participar muy activamente por diversos problemas familiares y en general el informe final de la ponencia fue consensuado por todos, siendo la única voz discordante la del profesor Del Val, partidario de una licenciatura de cuatro años, y cuyos criterios en general divergían de los del resto del grupo en cuanto a troncales, créditos a las troncales y peso relativo de las distintas áreas.
El principal problema que se encontró el grupo fue la descoordinación con el grupo XV, Educación, que pretendía plantear una licenciatura, de 2º ciclo, de psicopedagogía, que suponía una interferencia plena con los planteamientos del grupo de psicología.
Además, dado que dicho grupo XV iba retrasado en su calendario, tuvimos que entregar nuestra propuesta, sin saber si llegaría o no a plasmarse la propuesta del título de psicopedagogía y con qué contenido. Por ello, nuestra propuesta no incorpora troncales del área de psicología educativa, a la espera de ver qué pasaba con psicopedagogía.
El grupo de trabajo se reunió a lo largo de dos años, 1986 y 1987. Además del informe sobre la licenciatura de psicología (ver cuadro comparativo), el grupo de trabajo elaboró dos propuestas de diplomas de primer ciclo: Terapia del lenguaje y la audición y Rehabilitación psicológica y ocupacional.
Posteriormente, como este último título coincidía en gran medida con el de terapia ocupacional propuesto por el grupo de Ciencias de la salud, el Consejo de Universidades propició la elaboración de una síntesis. Dado que el título reconocido a nivel internacional era el de terapia ocupacional, se respetó dicho título, además porque esos estudios ya existen en España, si bien no tienen carácter universitario. En la síntesis producida se dio mayor contenido psicológico a los estudios resultantes.
En relación al diploma de primer ciclo de Terapia del lenguaje y la audición, en 1988 el grupo de Educación propuso un título de segundo ciclo de «Profesor especialista en trastornos de audición y lenguaje». Desconocemos en este momento en qué medida estos dos proyectos de título han entrado en contradicción o no.
El informe final del grupo XI, con las tres propuestas de títulos, se elevó en abril de 1987 al Consejo de Universidades, y ahí terminó la labor del grupo de trabajo. Hay que señalar que Juan del Val se desmarcó del informe consensuado entre el resto de los miembros del grupo, y presentí su propia propuesta como voto particular.
Dado que hubo un representante colegial en todo el proceso de elaboración de las directrices para el título de licenciado en psicología, la estructura colegial estuvo permanentemente informada, y el texto final, si bien no contenía exactamente lo que el COP deseaba, en los puntos esenciales se estaba de acuerdo.
Una vez que el Consejo de Universidades se dirigió formalmente al COP para que manifestáramos nuestra opinión, organizamos una reunión en el Castillo de Magalia los días 12 y 13 de febrero de 1988, en la que participaron 28 compañeros, según relación en recuadro.
Debate colegial. Reunión en las Navas del Marqués
El debate fue muy intenso y de alto nivel. Si bien la reflexión principal se dedicó a la propuesta del título de licenciado en psicología, también se estudiaron otras propuestas de título, en particular los de trabajo social y los diversos diplomas y licenciaturas de sociología, así como los títulos de psicopedagogo y educador social.
Hay que decir que no se produjo un resultado claro a la hora de valorar el diploma de terapia del lenguaje y la audición. Las opiniones se dividieron mitad favorables, mitad en contra, y no fue posible consensuar una postura oficial del COP.
En lo que hubo mayor unanimidad fue en el rechazo tajante del título de psicopedagogía, no sólo por romper el título único y segregar esa parcela de actuación a los psicólogos, sino también por sus condiciones de acceso desde diversos primeros ciclos, y los modelos de intervención profesional implicados en la propuesta, claramente reduccionista respecto al campo actual de intervención de los profesionales de la psicología de la educación.
Título de licenciado en psicología. Postura del COP
Dado que se está de acuerdo en líneas generales con la propuesta del grupo XI, para facilitar el estudio comparativo de ambas propuestas se ha elaborado un cuadro, que se irá justificando en estas líneas a continuación.
Se coincide plenamente con el informe del grupo-XI, en que no debe haber titulación intermedia (diploma) y en que la duración debe ser de cinco años.
Sobre el perfil de las enseñanzas el COP ha redactado su propio perfil, que hace más énfasis en que la finalidad de la carrera es formar profesionales, lo que debe reflejarse claramente tanto en la definición de objetivos como en el propio curriculum.
Respecto a la carga total creemos que hay que incrementar la carga lectiva a 390 créditos (tres mil novecientas horas. Cinco años/setecientas ochenta horas por año), teniendo en cuenta que según nuestra propuesta gran parte de esas horas van a tener un contenido práctico.
Uno de los puntos de sensible variación es el porcentaje de troncalidad. Como se sabe los planes de estudio concretos de cada universidad se construirán a partir de lo aprobado por el Consejo de Universidades como troncalidad obligatoria común, lo que cada universidad quiera, y un margen de opcionalidad de cada alumno.
Si el COP considera necesario pasar de un 41 por 100 de troncalidad a un 60 por 100, ello se debe a dos razones. Una, que si el título es de psicólogo, y habilita al ejercicio profesional en todo el Estado, el denominador común debe superar el 50 por 100. Otra, que según nuestro modelo de título polivalente, en lugar de que el estudiante en el segundo ciclo elija una especialidad, lo que implicaría la no troncalidad, éste debería preespecializarse de alguna manera en todas.
Desde ese enfoque, como es lógico, no sólo es posible incrementar la troncalidad, sino que es necesario.
Respecto a la relación teoría/práctica, nuestra opción es que en el segundo ciclo esa relación sea 1.1.
Primer ciclo
La primera diferencia es que nosotros consideramos que al entrar en la carera el estudiante debe ser capaz de tener una primera visión de conjunto de la psicología, sus aplicaciones y sus ámbitos de intervención. A esa tarea le asignamos seis créditos (un crédito igual a diez horas) y creemos que es de suma importancia a la hora de que el estudiante se constituya una primera identidad. Posteriormente vendrá una larga etapa analítica (disciplinar, alcanzándose mediante el practicum y las técnicas de intervención y tratamiento psicológico).
La segunda diferencia afecta al bloque de materias troncales de psicología evolutiva. Se reducen los créditos y se simplifican y agrupan las materias troncales. Esta reducción de créditos de psicología evolutiva se compensa sobradamente con la incorporación de materias troncales de psicología educativa.
Las materias troncales de psicología básica, metodología, psicobiología y psicología social se quedan tal cual, salvo que «Psicología del razonamiento» pasa del segundo al primer ciclo.
«Desarrollo social» se adscribe también al área de psicología social y «Principios y técnicas de evaluación psicológica» se amplía de 9 a 15 créditos, por la gran importancia que tiene en el ejercicio profesional. Se añade en cuanto contenido «Modelos teóricos» antes de técnicas.
Segundo ciclo
Aquí se producen cambios importantes.
En primer lugar se incorporan dos materias troncales de psicología educativa: «Psicología de la instrucción» y «Trastornos del desarrollo y dificultades de aprendizaje», cada una con siete créditos. Nos parece que ambas materias deben ser dominadas por todo psicólogo, ya que el aprendizaje y la formación construyen elementos básicos en cualquier área de intervención (educación para la salud, formación en la empresa, etc.), y por otra parte, el conocimiento de las alteraciones del desarrollo también es un componente importante de la formación.
Se ha introducido una materia troncal, «Código deontológico», con sólo dos créditos, para que los futuros profesionales conozcan y asuman el Código deontológico y comprendan las consecuencias positivas de asumirlo.
Se ha añadido otra materia troncal de «Técnicas avanzadas de análisis de datos», porque pensamos que cada día es más importante una buena formación en estadística multivariada como un elemento de rigor y competencia.
El practicum se amplía de 9 a 20 créditos, porque creemos que es lo que permite una integración de los conocimientos disciplinares segmentados frente a casos reales en contextos reales y la elaboración de un primer modelo de ejercicio profesional supervisado.
Y finalmente el principal cambio con respecto a la propuesta del grupo XI es el relativo a la duración y enfoque de «Técnicas de intervención y tratamiento psicológico.
Respecto al enfoque, porque desde la perspectiva del grupo XI la intervención y tratamiento se limita o reduce al área de salud. El colegio considera que además del área de salud, hay que incluir educación, trabajo y organizaciones y social y comunitaria.
Este es el núcleo de nuestro concepto de polivalencia. El psicólogo debe terminar sus estudios siendo capaz de incorporarse a trabajar en cualesquiera de los principales ámbitos de intervención o de pasar de uno a otro según sus necesidades o posibilidades, estando preparado para hacerlo de una manera competente.
Según nuestra idea, la especialización sería siempre a nivel de postgrado, mediante la práctica o mediante estudiosa, según los casos, no siendo necesario para una gran mayoría de psicólogos el alcanzar una especialidad reconocida académicamente.
De momento el colegio sólo contempla y lucha por alcanzar una especialidad reconocida, psicología clínica, a obtener mediante un sistema PIR, y ello porque así vienen marcadas las reglas de juego en la sanidad pública.
Con el cambio de enfoque vienen también la ampliación de créditos: de seis a 40, 10 por cada una de las cuatro grandes áreas de intervención.
Aquí terminarían las aportaciones del COP al proyecto de título homologado de licenciado en psicología.
Con esto no se cierra el debate, sino que se abre, pues tras aprobarse las directrices por el Consejo de Universidades, cada universidad deberá elaborar su plan de estudios concreto.